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SAN FRANCISCO Y LA IGLESIA 87 Papa uno de los Cardenales de la Santa Romana Iglesia, el cual sea gobernador, protector y corrector de esta Hermandad, para que siendo nosotros siempre súbditos y sujetos a los pies de esta Santa Romana Iglesia, guardemos la pobreza y humildad y el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, que firmemente prometimos" ( 46 ). IV. Tal fué realmente la divisa de Francisco: Siempre súbdito y sujeto a la santa Romana Iglesia. En sus sermones e instrucciones exhortaba al pueblo, al clero y a sus propios Frailes a mantenerse unidos lo más estrechamente posible a la Iglesia. Tomás de Celano describe con estas pocas frases la pre– dicación popular del santo Fundador: "Era tanta la fe de hombres y mujeres, tan grande la devoción para con el Santo, que se tenía por dichoso el que pudiera tocar por lo menos su vestido. Cuando entraba en una ciudad, se alegraba el clero, se echaban a vuelo las campanas, regocijábanse los hombres y con ellos saltaban de júbilo las mujeres, batían palmas los niños, cortaban ramas de los árboles y cantando le salían al encuentro. Confundíase la pérfida herejía, se fortalecía la fe de la Iglesia y mientras los fieles se regocijaban, los herejes se escon– dían. . . Inculcaba que ante todo y sobre todo hay que guardar, reve– renciar y seguir la fe de la Santa Iglesia Romana, ya que únicamente en esa fe pueden los hombres salvarse. Veneraba a los sacerdotes y tenía en sumo aprecio toda dignidad eclesiástica" ( 47 ). Exhortaba al clero por su parte a que en toda su vida y doctrina tomaran por nor– ma "los mandamientos del Señor y las ordenaciones de la Santa Madre Iglesia" ( 48 ). Aun con más solicitud rogaba a sus propios Frai– les que observaran con puntualidad el santo Evangelio y la Regla, que habían prometido, y que en especial fueran reverentes y de– votos en lo que toca a los oficios divinos y ordenaciones eclesiás– ticas" ( 49 ). Con esto coinciden las instrucciones que da a los suyos en las Reglas de la Orden. Además del voto de obediencia que en ellas hace a la Sede Apostólica, según dejamos dicho, pone en la Regla más anti– gua ( 5 º) las siguientes ordenaciones especiales: "A ningún Fraile sea permitido pasar a otra Orden o vagar fuera de la obediencia, según el mandamiento del Señor Papa" ( 51 ). Y más adelante: "Nadie debe (46) Regula, II, c. 12; Opuse., LEMMENs, 74; BoEHMER, 35. (47) THoM. CEL., 1, n. 62. ( 4 8) Opuse., ed. LEMMENS, 23; BoEI-IMER, 63. (49) "Admonebat sollicite fratres, ut sanctum evangelium et regulam, quam promiserant, firmiter observarent, et ut maxime circa divina officia et eccle– siasricas ordinationes essent reverentes et devoti." Tres Soeii, n. 57. (50) Opuse., ed. LEMMENS, 24-62; BoEI-IMER, 1-26. ( 51 ) "Postea non licebit ei ad aliam religionem accedere neque extra obe– dientiam evagari iuxra mandatum domini papae." Regula, I, c. 2. Esta ordena-
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