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76 LOS IDEALES DE SAN FRANCISCO DE ASÍS Tal fué el pensamiento de Francisco, y así lo entendieron sus discípulos. Clara de Asís, la caballeresca hija espiritual del Santo, lleva por símbolo la Custodia, que contiene el Santísimo Sacramento. "Los he– chos, dice Tomás de Celano, demostraron cuán grande era la devoción de Santa Clara al Sacramento del altar. Durante aquella larga enfer– medad, que la tuvo sujeta en cama, se hacía incorporar en el lecho y sostener con almohadas, y así sentada hilaba telas delicadísimas; con ellas hizo más de cincuenta corporales y encerrándolos en bolsas de seda o de púrpura, los enviaba a distintas iglesias por las llanuras y montes de Asís. Cuando había de recibir el cuerpo del Señor, se desbordaba primero en ardientes lágrimas; después se acercaba con temblor, temiendo no menos al Dios oculto en el Sacramento que al que gobierna cielos y tierra" ( 71 ). Juan Parenti, sucesor de San Francisco en el Generalato, ordenó ya en 1230, en un Capítulo General, "que el Cuerpo de Cristo se guardara con suma reverencia en copones de marfil o de plata, pues– tos en sagrarios bien cerrados, pues nada hay en el cielo ni en la tierra que sea tan digno de veneración" ( 72 ). Antonio de Padua fué el taumaturgo (7 3 ), Bertoldo de Ratisbona el predicador del Santísimo Sacramento ( 74 ). Alejandro de Hales, San Buenaventura y Duns Escoto, lumbreras de la ciencia franciscana, fueron los teólogos de ese adorable Sacramento ( 75 ). San Pascual Bai- (71) S. Clarae Vita, c. 4, n. 28, ed. Act. SS., Augusti, t. II, p. 760. (72) Catalogus Gener. Ministr., ed. P. HILARINus, 95. Bernardo de Bessa añade con una tristeza visible: "Ahora (hacia 1277) cuelgan la Eucaristía sobre el altar, de modo que a veces estando el pueblo presente o no se la puede alcanzar por estar enredada la cuerda con que está colgada, o cae a tierra con gran escándalo, por estar la cuerda podrida y romperse." (73) Cfr. P. H1LAIRE DE PAR1s, St. Antaine de Padaue. Le légende primitive et azttres pieces histariques, Montreuil-Sur-Mer, 1890, 107 s. (74) Es significativa la frecuencia con que Bertoldo de Ratisbona trata en sus sermones la Eucaristía y el modo cómo se ha apropiado la concepción mis– ma de San Francisco sobre el Sacramento del altar. Cfr. FRANZ GonEL, Die Missianspredigten der Franziskaners Berthald van Regensburg, 3,.,_ ed., Ratis– bona, 1873, 181 s., 329-332, 493-500. Y lo mismo en sus sermones en latín; por ejemplo, en el Serma VI del Rusticanus de tempare: "De honorificencia Christi sive Corporis Christi, et quomodo gravatur Christus contra illos qui eum non honorant." Los trabajos preparatorios para la edición de los sermones latinos de Bertoldo están muy adelantados y es de esperar que pronto se podrá comenzar la impresión. (7 5 ) Véanse los magníficos tratados sobre el Santísimo Sacramento del Altar, en ALEXANDER ALENs1s, Su112111a, IV pars, q. 11 s. Venetiis apud Franciscum Fran– ciscium, vol. IV, pp. 122 b-228 c; S. BoNAv., Ca1mnent. in lib. IV Sent. dist., 8-13; Opera, t. IV, pp. 177-313; De praeparatiane ad Missam; Opera, t. VIII, pp. 98-106; DuNs SaoTUs, Quaestian. in lib. IV Sent.; Opera, París, 1894, t. XVII y XXIV.

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