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74 LOS IDEALES DE SAN FRANCISCO DE ASÍS Parece hablar por estas palabras el alma de un San Juan. Sólo aquel que como el discípulo amado ha descansado sobre el Corazón euca– rístico de Jesús, sólo aquel que ha bebido el amor infinito en su propia fuente, puede expresarse en tales términos sobre el misterio del amor. Mas Francisco no se contenta con haber recomendado a sus hijos la más tierna veneración del Sacramento del altar; quiere además que ellos no sólo amen y ensalcen personalmente la devoción a la Euca– ristía, sino que la promuevan con todas sus fuerzas en los otros, en el clero y en el pueblo. Esto lo encarece de nuevo en una enérgica epís– tola que dirigió a los Superiores y por medio de ellos a todos los religiosos de su Orden: "Os ruego con el mayor empeño, que cuando sea preciso y creáis ser conveniente, supliquéis humildemente a los clérigos que veneren sobre todas las cosas el santísimo Cuerpo y Sangre de nuestro Señor Jesucristo y los santos nombres y sus palabras escritas, por las cuales es consagrado su cuerpo. Tengan por cosas preciosas los cálices, cor– porales, ornamentos de altar y todo lo que sirve al santo sacrificio. Y si en algún lugar el Cuerpo del Señor está colocado muy pobre– mente, pónganlo en lugar precioso, según el precepto de la Iglesia, y ciérrenlo y llévenlo con gran reverencia y denlo a los otros con discreción. También los nombres y palabras escritas del Señor, siem– pre que se hallen en lugares inmundos, sean recogidas y en lugar honesto sean colocadas. "Y en todo sermón que prediquéis, exhortad al pueblo a penitencia y recordadle que nadie puede salvarse, sino el que recibe el santísimo Cuerpo y Sangre del Señor. Y cuando el sacerdote sacrifica en el altar y lleva el Santísimo a alguna parte, caigan todos de rodillas y den alabanzas, gloria y honor al Señor Dios vivo y verdadero. "Y anunciad y predicad sus alabanzas a todas las gentes de tal forma, que a toda hora y cuando se tocan las campanas, todo el pueblo ofrezca en toda la tierra alabanzas y acciones de gracias a Dios Omni– potente. Y todos los Frailes Custodios que recibieren esta carta y sacaren copias de ella y la guarden consigo y hagan sacar copias para los Frailes que tienen oficio de predicación o cargo de Frailes, y pre– dicaren hasta el fin todo lo que se contiene en esta carta, sepan que tienen la bendición de Dios nuestro Señor y la mía. Y esto, en virtud de la verdadera y santa obediencia. Amén" ( 68 ). El Santo Fundador hubiera llegado hasta sancionar este encargo por un capítulo especial en su Regla, si no le hubieran hecho desistir de ello los reparos de algunos Ministros Provinciales. "Porque (refiere Fray León en el Speculum perfectionis) el bienaventurado Francisco ( 68 ) Epist. ad universos custodes; Opuse., ed. BoEHMER, 63 s.; LEMMENS, 113-115.
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