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64 LOS IDEALES DE SAN FRANCISCO DE ASÍS diligencia de la ropa de iglesia y preparaba las hostias con instru– mentos artísticamente elaborados. De estos instrumentos enviaba a todas las provincias por medio de los Frailes, para que en todas partes se hicieran hermosas y blanquísimas hostias ( 14 ). Cuando yendo de viaje encontraba una iglesia mal cuidada, la limpiaba humilde y devo– tamente y adornaba los altares, para que fueran morada digna de Dios Todopoderoso ( 15 ). En todo tiempo sintió también el ansia de reparar iglesias pobres y ruinosas. Al principio de su conversión se ocupó en reparar la igle– sia de San Damián, que fué después la iglesia-madre de las Clarisas. Para ello fué de casa en casa mendigando materiales de construcción y buscando trabajadores, y durante meses enteros se esforzó tanto, que su tierno y delicado cuerpo estuvo a punto de sucumbir al peso de tanto trabajo. Cuando a fines de 1207 •la obra tocaba a su fin, aun pidió de puerta en puerta el aceite necesario para mantener una lámpara ante el Santísimo Sacramento ( 16 ). En seguida comenzó la reparación de la antigua iglesia de Bene– dictinos de San Pedro, que hoy se halla dentro de la ciudad de Asís, pero que entonces estaba situada extramuros (1 7 ), y no bien la hubo terminado, dedicó sus cuidados a la capilla de Santa María de J osafat, llamada más tarde Porciúncula o Santa María de los Angeles. Este santuario, un tiempo famoso punto de peregrinación, abandonado y desierto a principios del siglo xm, se levantó de sus ruinas ya a fines de 1208, y en lo sucesivo fué la iglesia predilecta del Santo y la iglesia– madre de su Orden ( 18 ). En 1213 Francisco reedificó entre San Ge– mini y Porcaria una iglesia dedicada a la Santísima Virgen ( 19 ) y tres años más tarde terminó de construir la iglesia de Santa María del Vescovado en Asís, la cual estaba tan miserable, que sobre el Taber– náculo del Santísimo estaba ya el tejado. Conmovido de esta pobre– za de su Dios sacramentado Francisco renovó el presbiterio de dicho templo y colocó sobre el altar mayor un precioso dosel ( 2 º). (14) THoM. CEL., II, n. 201; Spec. perf., c. 65. En el Convento del Greccio se conserva aún hoy uno de esos instrumentos de hacer hostias usado por San Francisco. Cfr. JoHANNES JoRGENSEN, Das Pilgerbuch aus dew franziskanisc!Jen Italien, traducido al alemán por la condesa HENRIEITE HoLSTEIN-LEDREBORG, Kempten, 1905, pp. 94, 100. (15) Spec. perf., c. 56, 57. (16) Tres Socii, n. 21-24; THoM. CEL., n. 18. (17') S. BoNAV., c. 2, n. 7. (18) THoM. CEL., I, n. 21; S. BoNAV., c. 2, n. 8. (19) WADDINGO, Annal., ad a. 1213, n. 17. (20) Pruebas en Luo. L1PSIN, Compendiosa historia vitae S. P. Francisci, Assisii, 1756, 19, y en FALOCI-PULIGNANI, en "Miscellanea francescana", vol. II, 33-37.
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