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SAN FRANCISCO Y CRISTO 55 que dicho hábito representaba la cruz del Señor; quería que su cuerpo se vistiera exteriormente de la cruz de Cristo lo mismo que su espíritu se había vestido interiormente del Señor crucificado, y que su ejército militase a las órdenes del Señor bajo esa insignia de la cruz con que Dios había destruído el poder del infierno" ( 72 ). Por eso tampoco usaba jamás otro sello que el Thau (T), que es la señal de la cruz. Con este sello acostumbraba sellar sus cartas y adornaba las paredes de las celdas ( 73 ). Asimismo exhortaba a sus Frailes a que veneraran con la debida devoción la santa cruz, dondequiera que la encon– traran ( 74 ) • Dios mismo consideró y confirmó a Francisco por cruzado y caba– llero de la Cruz. Fray Pacífico vió un día cómo de la frente de su santo Padre salía un Thau, una cruz que resplandecía con brillo des– lumbrador ( 75 ). Fray Monaldo vió una vez a Francisco clavado en la cruz delante de sí, en ocasión en que San Antonio predicaba sobre el título de la cruz ( 76 ). Fray Silvestre notó repetidas veces que de la boca del Santo salía una cruz de oro, cuya parte superior llegaba hasta el cielo y sus brazos se extendían hasta los últimos confines del mundo ( 77 ). Fray León vió en pleno día cómo una admirable y her– mosa cruz, en la cual estaba clavado Cristo, se movía ante el rostro de Francisco. Y cuando Francisco se detenía, la cruz se detenía tam– bién, y cuando aquél seguía andando, seguía también la cruz y a cualquier parte que se volviera, hacia allá se volvía la cruz. Y la cruz despedía un resplandor tan vivo, que inundaba en clarísima luz no sólo al varón seráfico sino también todos los alrededores, el aire y la comarca ( 78 ). Por eso escribió más tarde Fray Hugolino: "Porque nuestro bien– aventurado Padre San Francisco y sus compañeros fueron llamados del Señor de una cruz en otra, aparecían en todas partes como cruci– ficados y lo estaban también de hecho. En su vestido, en su alimento y en todas sus obras ostentaban al Crucificado y buscaban más el oprobio de Cristo que las vanidades y engañosos embelecos del mundo. (72) THoM. CEL., Tract. de mirac., n. 2. (73) "Familiare sibi signum thau, prae ceteris signis, quo solo et missivas cartulas consignabat et cellarum parieres ubilibet depingebat." Ibídem, n. 3. "Hoc signo sanctus Franciscus suas consignabat litteras, quoties caritatis causa scriptum aliquod dirigebat." S. BoNAV., Leg. de mirac., 10, n. 7. (74) "Nonne mos erat et primis filiis pia sanctione statutum, ut ubicumque crucis similitudinem cernerent, honorem ei debitae reverentiae consecrarent?" THoM. CEL., ibídem. (75) THoM. CEL., ibídem. (76) Ibídem. (77) TIÍoM. CEL., ibídem. Cfr. Actus, c. 4, n. 42. (78) Actus, c. 38, n. 5.

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