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SAN FRAl'.CISC0 Y CRISTO 53 rido, Juan Vellita, el cual había regalado a él y a sus Frailes un peñón situado en frente de la ciudad, todo él cubierto de bosque. Quince días antes de Navidad mandó recado a Juan Vellita de que viniera al convento de Fonte Colombo y le dijo: "Juan, si quieres que celebre– mos juntos la Nochebuena, prepara con cuidado lo que voy a encar– garte. Quiero representar sensiblemente y muy al vivo la memoria del nacimiento del Niño de Belén. Para ello dispón allá arriba en el bosque un pesebre lleno de paja, y lleva a él un buey y un asno, lo mismo que en Belén." Todo se dispuso según lo ordenara el Santo. En la Nochebuena tanto los Frailes como otras muchas personas acu– dieron de todas partes con hachas encendidas, cantando canciones pas– toriles y haciendo resonar los montes con sus voces. "El Santo estaba en pie ·delante de Jesús Niño reclinado en el pesebre, suspirando de amor e inundado de maravillosa alegría" ( 66 ). Después vestido de diá– cono cantó el Evangelio del nacimiento de Jesús, y según describe de modo incomparable Tomás de Celano "su voz, su voz fuerte, voz suave, voz clara y voz sonora describió con melifluas palabras el pobre nacimiento del Rey de los cielos. Y con frecuencia cuando quería pronunciar el nombre de Jesucristo, vencido del grande amor lo lla– maba el Niño de Belén y al decir Belén su voz semejaba balido de oveja. Cuando pronunciaba el nombre de Belén o Jesús, pasaba la lengua por sus labios como para gustar y paladear la dulzura de esa palabra" ( 67 ). Con la misma ternura íntima y con tan ardiente devoción veneraba también la Pasión de Cristo. "Toda la vida, tanto privada como pú– blica del varón de Dios, escribe Tomás de Celano, estuvo orientada hacia la Cruz del Señor; y desde el momento en que fué hecho caba– llero de Cristo, brillaron en él diferentes misterios de la Cruz" ( 68 ). La cruz del Salvador se había encontrado ya en el trance decisivo de su vida. Cuando comenzó a retirarse del mundo y a tratar con Dios en el silencio de la soledad, "apareciósele un día Jesucristo Cruci- (º6) THoM. CEL., I, n. 84 s. (Oí) "Et quidem vox eius, vox vehemens, vox dulcis, vox clara, voxque sonora, cuneros invitans ad praemia summa. Praedicat deinde populo circums– tanti, et de nativitate pauperis regis, et de Bethlehem parvula civitate meliflua eructar. Saepe quoque, cum vellet Christum Iesum nominare, amore flagrans nimio, eum puerum de Bethlehem nuncupabat, et more balantis ovis Bethlehem dicens, os suum voce sed magis dulci affectione totum implebat. Labia sua etiam, cum puerum de Bethlehem ve! Iesum nominaret, quasi lambiebat lingua, felici palato degustans et deglutiens dulcedinem verbi huius." ibídem, n. 86. (08) "Totum viri Dei studium, tam publicum quam privatum, circa crucem Domini versabatur; et a principio temporis, quo Crucifixo coeperat militare, diversa circa eum crucis mysteria praefulserunt." Tract. de mirac., n. 2. Cfr. S. BoNAV., Leg. de mirac., § 1, n. 2.

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