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XIX. SAN FRANCISCO Y LA NATURALEZA Q UE Francisco poseía un sentimiento de la naturaleza de rara ter– nura y viveza, no es menester probarlo. Si es ya una exageración el sostener, como se ha sostenido con frecuencia, que a la Edad Media primitiva faltaron ojos para la belleza de la creación (1 ), es com– pletamente inexacto el afirmar que ese sentimiento de la naturaleza no volvió a despertarse hasta el Renacimiento (2), más bien ese despertar comenzó ya con el Poverello de Asís (3). Mucho antes de que Dante, Bocaccio y Petrarca escribieran sus estancias, paseábase Francisco ebrio de gozo por la naturaleza y admiraba los encantos del paisaje de montes y valles, la hermosura de las flores y de los animales, la majestad de los elementos inanimados. En él se hallaban reunidas todas las cualidades de un reflexivo observador de la naturaleza y de un apasionado amante de la naturaleza; el inocente ojo del niño, la fresca fantasía y la exaltada sensibilidad del poeta ( 4 ), el corazón del Santo, que se alegra en Dios y ama a Dios. Pero por muy importantes que sean las dos primeras de estas cualidades, sin embargo la tercera debe ser considerada como el alma de su gozo y de su amor a la naturaleza. Toda su relación con la naturalez.a es esencialmente religiosa; parte de Dios y vueh 0 e a Dios. Puede encerrarse en estas dos palabras: Del Creador a la Criatura, De la Criatura al Creador. I. Del Creador a la Criatura. - Ni las excelencias de las cosas natu– rales en sí ni el carácter de Francisco hay que considerar como la fuente y man~ntial de su amor a la naturaleza, sino más bien su abrasado amor de Dios, según se expresa ya en el Speculzmz perfectionis (1) Cfr. por el contrario ZoEPF, Das H eiligen-Leben im X. J abrbundert, Leip– zig y Berlín, 1908, 219-229. (2) Cfr. BmsE, Die Entwicklung des Naturgefübls im Mittelalter, Leip– zig, 1888. (3) "No podemos vacilar un momento en considerar sus cantos y ditirambos (de Francisco) como importantes documentos de un nuevo despertar del senti– miento de la naturaleza." HEINRICH TILEMANN, Studien zur lndividualitiit des Franziskus von Assisi, Leipzig, 1914, 210. (4) BoEHMER ( A11alekten, XLIX-LII) demuestra muy bien que Franci,co era una personalidad de una disposición y un temple eminentemente poéticos. 427

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