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46 LOS IDEALES DE SAN FRANCISCO DE ASÍS Siempre estaba suspirando por padecer hasta lo último, hasta la muerte heroica por Cristo y se lamentaba profundamente de que no se le concedía el morir mártir por su capitán y Señor ( 32 ). Y cuando finalmente doblegado por el trabajo y la enfermedad, impedido de andar por las sagradas Llagas, ya no podía dedicarse al apostolado, se hacía llevar por pueblos y ciudades para excitar a los hombres a llevar la cruz de Cristo. Y a sus Frailes solía decirles aún en los últimos días de su vida: "Hermanos, comencemos a servir a Dios, pues es muy poco lo que hemos hecho hasta ahora." Tenía sed de trabajar en la salvación de las almas y ansiaba tornar de nuevo al ser– vicio de los leprosos. Quería someter a la antigua servidumbre su cuerpo gastado por los trabajos y sufrimientos, y esperaba llevar a cabo grandes hazañas al mando de su capitán Cristo ( 33 ). Por lo demás siempre puso empeño en educar a sus hijos en esos mismos sentimientos caballerescos, que él siempre había mostrado para con su Señor Jesucristo. Luego que eran admitidos en la Orden, solía instruirlos sobre la nueva caballería, a que se consagraban. Cuando Fray Gil le pidió el hábito de la Orden, Francisco le advirtió: "Ama– dísimo hermano, grande merced te ha hecho el Señor. Si el Empe– rador viniera a la ciudad de Asís y quisiera tomar a un ciudadano por caballero, camarero o privado suyo, ¿no debería éste alegrarse por tal favor? Pues ¿cuánto más debes alegrarte tú, a quien el Señor ha escogido por caballero y servidor suyo muy amado?" ( 34 ). Otro día encontró Francisco en Rieti a un joven caballero de la familia de los Tancredi, el cual montado en brioso corcel y adornado de bri– llantes armas, iba atrayendo hacia sí las miradas de todos los transeún– tes. Acercósele Francisco y le dijo: "Señor caballero, el talabarte, la espada y las espuelas dan sólo un esplendor caduco. Otra cosa sería si en vez del tahalí quisierais traer una áspera cuerda, la cruz de Cristo por espada y el polvo y barro del campo en vez de las espuelas. Seguidme, yo os armaré caballero de Cristo." El caballero bajó de su caballo y fué recibido en la nueva caballería ( 35 ). Tal fué la con- (32) THoM. GEL., 1, n. 55; 11, n. 33. (3 3 ) "Siticbat cum Christo crucifixo multitudinem salvandorum ... ut ad crucem Christi ferendam ceteros animaret. Fratribus quoque dicebat... Inci- piamus, fratres, servire Domino Deo nostro, quia usque nunc parum profe– cimus. . . Flagrabat etiam ad humillitatis redire primordia, ut leprosis sicut a principio ministraret corpusque iam prae labore collapsum rcvocaret ad pristi– nam servitutem. Proponebat, Chri.sto duce, se facturum ingentia, et fatiscen– tibus membris, spiritu fortis et fervidus novo sperabat certamine de hoste triumphum." S. BoNAV., c. 14, n. 1. Lo mismo ya THOM, GEL., I, n. 103. (34) Vita Fr. Aegidii, p. i5. (3 5 ) WADDINGO, Annales ad ann., 1210, n. 3. Waddingo sacó esta anécdota del escrito: Actus B. Francisci in valle Reatina. Cfr. Act. Sanct. Oct., t. II,

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