BCCCAP000000000000000000000206

SAN FRANCISCO Y LA CIENCIA 365 escolar y de su esfuerzo intelectual, y a pesar de proceder metódica– mente, allí Francisco da con lo verdadero; poseía la mirada pene– trante, la intuición del genio, que comprende sin fatiga y como la cosa más natural verdades por cuya comprensión aun grandes talentos luchan en vano con ardoroso afán" ( 16 ). Mucho más importante que esta fuente natural de sus conocimien– tos era la ilustración sobrenatural, extraordinaria por parte de Dios. Los testigos afirman unánimes que Francisco tuvo conocimientos muy particulares en cuestiones teológicas; hablaba sobre los más altos misterios de la fe, sobre los más difíciles problemas religiosos, sobre los más oscuros pasajes de la sagrada Escritura con una pasmosa cla– ridad, precisión y profundidad, de modo que hasta sacerdotes ilus– trados, doctores y príncipes de la Iglesia pedían a este "idiota" ex– plicaciones en cosas, a que no alcanzaba su ciencia (1 7 ). Un maestro de Teología de la Orden de Predicadores, después de un coloquio con Francisco confesó: "Hermanos míos, la teología de este hombre apo– yada en la pureza y en la contemplación se cierne en el aire a modo de águila, al paso que nuestra ciencia se arrastra fatigosamente por la tierra" ( 18 ). Realmente era deudor de esta ciencia, si no a una inmediata reve– lación de Dios, sí a la viveza de su fe y al ardor de su caridad, por cuyo medio personas simples comprenden a veces clara y profunda– mente cosas dificilísimas, mientras que grandes sabios no ven más que tinieblas. Ya el Cardenal Hugolino atribuía a una ilustración sobre– natural esta ciencia de su santo amigo ( 10 ). También Tomás de Celano nos asegura que no era el estudio humano sino la luz de Dios la que lo iluminaba sobre los misterios de la Teología y que el ardor de su cora– zón inflamado en amor de Dios penetraba allí donde la ciencia de los maestros se queda afuera ( 2 º). Esta amorosa contemplación de Dios lcbiliter scribebat in corde. Memoriam pro libris habebat, quia non frustra semel capiebat auditus, quod continua devotiene ruminabat affectus. Hunc dis– cendi legendique modum fructuosum dicebat, non per millenos cvagari tracta– tus. . . Enodabat frequenter quaedam dubia quaestionum, et imperitus verbis intcllcctum et virtutem luculenter promcbat." lbíd., n. 102. (16) SEPPELT1 l. c., 170. (17) THoM. CEL. II, n. 103. (18) "Fratres mei, theología viri huius, puritatc et contcmplatione subníxa, cst aquila volans; nostra vero scientia ventre graditur super terram." Ibídem. (19) Según FR. ANGELus CLARINus, Historia septem tribulationum, tribu!., I, ed. DoLLINGER, Beitrage zur Sektengesc!Jicbte, II, 442. (20) "Quamvis horno istc bcatus nullis fuerit scicntiae studiis enutritus, tamcn quae de sursum est a Deo sapicntiam discens, et aeternae lucís irra<liatus fulgo– ribus de scripturis (de la Teología) non infime sentiebat. Penctrabat enim ab omni !abe purum Íngcnium mysteriorum abscondita, et ubi magistralis scientia foris cst, affectus introibat amantis." TnoM. CEL. II, n. 102.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz