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SAN FRANCISCO Y LA CIENCIA 363 entraban en línea de cuenta sólo en cuanto que ésta mediata o inmedia– tamente era necesario o al menos útil para administrar el oficio de la predicación y el Sacramento de la penitencia. Nunca existió en la Orden una ciencia que se tuviera a sí misma por objeto final; así lo asegura San Buenaventura en un tiempo, en que los estudios habían ya alcanzado su apogeo en la Orden (2); ¡cuánto más podremos decir esto de los primeros decenios de la Orden y en especial en vida del Santo! El mismo San Francisco no ,era ni un sabio ni un hombre ilus– trado. Sólo como una curiosidad merece citarse lo que refiere Rogerio de W endover ( 12 3 6) y su continuador Mateo de París al decirnos que Francisco "desde los más tiernos años se dedicó a las ciencias y estu– dios teológicos y que las dominó completamente" ( 3 ). Por el con– trario sus biógrafos hacen resaltar que el Santo no recibió formación científica ni instrucción ( 4 ). Y también el mismo Francisco se llama a sí mismo idiota ( 5 ). Sin embargo, no hay que tomar esto demasiado a la letra. En el lenguaje de la Edad Media se entienden por idiotas no solamente los que carecían de formación científica, sino también los legos en opo– sición al estado clerical, porque éste era casi exclusivamente el que poseía una educación científica superior. Más en particular, en el lenguaje de los religiosos se llamaba idiotas a los hermanos legos a diferencia de los sacerdotes (ª). En este sentido era Francisco idiota (2) S. BoNAV. Determinationes quaestionum, pars 1, q. 3: "Cur fratres inten– dant studio litterarum? Opera, VIII, 339. También entre los Dominicos el estu– dio debía estar por completo al servicio de la cura de almas. "Cum ordo noster spccialiter. . . ob praedicationem et animarum salutem ab inicio noscatur institu– tus fuisse et smdium nostrum ad hoc principaliter ardenterque summopere debct intendere, ut proximorum animabus possimus utiles esse" se dice en el prólogo a las Constituciones de la Orden de Predicadores, del año 1228, publicadas por DENIFLE en: Archiv. für Lit.- und Kirchengeschicbte des Mittelalters, J, 194-. Si las órdenes monásticas de aquel tiempo no manifiestan por decirlo así ninguna actividad científica, es principalmente porque no se dedicaban al apos– tolado. (3) RoGERus DE WENDOVER, Chronica, en: Arcbiv. francisc., I, 81; MATTHAEUS PARISIENsrs, Historia maior, ed. WATS¡ Londres, 1640, 222; cfr. 339 ss. (4) "Quamvis horno iste nullis fuerit scientiae smdiis enutritus." THoM. CEL. II, n. 102. Según ESTEBAN DE BoRBóN, Francisco era "simplex in litteratura" "horno valde parum litteratus". (LECOY DE LA MARCHE, Anecdotes d'Etiem1e de Bourbon, p. 215, n. 254; p. 407, n. 473.) Lo mismo dice el Spec. perf., c. 45. Según Fr. ÁNGEL CLARENO ( Historia septem tribulationum, ed. DoLLINGER, Bei– triige zur Sektengescbichte, II, 441, 341) Francisco era "illitteratus respcctu mul– torum sapientium (Ordinis Min.) patrum." ( 5 ) " ••• cum beams Franciscus idiotam se diceret." THOM. CEL. II, n. 103. (G) Cfr. DuCANGE-CARPENTEmus, Glossariunz ad scriptores mediae et infimae latinitatis s. v. "idiota".
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