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EL APOSTOLADO FRANCISCANO 351 xrr-xm ( 117 ). Pero así como la Escolástica en vez del texto continuado de la Escritura fué dando cada vez más lugar a las sentencias y con ello al estudio sistemático de los libros inspirados, así también los predi– cadores preferían elegir un texto único por objeto de su discurso y desarrollar ese tema a base del método escolástico, con lo cual la sen– cilla homilía fué cediendo poco a poco el lugar al sermón compuesto según las reglas del arte. Divisiones claras, disposiciones muy bien encadenadas, construcción y desarrollo lógico de todo el discurso, tales eran las ventajas del nuevo método de predicación; pero muy fácil– mente y con frecuencia esas ventajas iban en menoscabo de la predi– cación popular, intuitiva, llena de vida y persuasiva; más aún, ellas precisamente vinieron a ser la ruina de la oratoria sagrada, tan pronto como el método escolástico de predicación degeneró en sutilezas y juegos dialécticos. Esto sucedía, desgraciadamente a menudo, desde que a mediados del siglo xrr la dialéctica aristotélico-porfiriana se hubo aclimatado en las escuelas teológicas. La mayor parte de los predica– dores se olvidaban entonces de que el único fin de su discurso era instruir y confirmar en su fe a los oyentes y dirigirlos a una conducta agradable a Dios. En vez de eso ponían su mira en interminables divisiones del texto y de las ideas, subdivisiones y distinciones, vana verbosidad y armonía de palabras. Parecía que su única idea era tejer telas de araña oratorias, para enredar en ellas el corazón y el ánimo de los oyentes. La predicación escolástica apenas conservó rastro alguno de la sabiduría y fuerza características del discurso popular propia– mente dicho ( 118 ). Para San Francisco y sus inmediatos discípulos no había peligro de ser contagiados de ese intempestivo método de predicación. Vivían en medio del mundo, no en el gabinete de un sabio. Por eso sus ser– mones no se sujetaban a las reglas de la escuela, nada tenían de estu- (117) FELDER, Geschichte der wissensc/Jaftlichen Studien im Franziskanerorden, 409-496 (trad. fr. 504-510). (1 18) "Principalis intentio ecclesiae et ultimus finis est opus praedicationis, ut infidcles ad fidem convertantur et fideles in fide et moribus conscrventur. Sed quia utrumque vulgus praedicantium ignorar, ideo convertit se ad summam et infinitan curiositatem, scilicet per divisiones porphyrianas, et per consonantias ineptas verborum et clausularum, et per concordantias vocales, in quibus est (,ola vanitas verbosa, omni carens ornatu rhetorico et virtute persuadendi. Quod– dam enim phantasma est pueriliter effusum et a pueris adinventum, vacuis ab omni sapienta et eloquendi potestatc. Et tamcn cst ibi maxima temporis con– sumptio. Nam propter curiositatis superfluitatcm plus in decuplo laborant c:rca irniusmodi telam araneae construendam, quam circa setentiam scrmonis." RoGER. BAcÓN, Opus tertizmz, c. 75, ed. BREWER, 304. "Quae fiunt in textu principaliter lcgcndo et praedicando sunt tria principaliter: scilicct divisiones per membra nria ... concordantiae violentes... et conson:mtiae rhythmic-ac." fo. Opus minus., 322.

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