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42 LOS IDEALES DE SAN FRANCISCO DE ASÍS Redentor se encendió tan poderosamente en Tierra Santa que hasta el caballero seglar cifraba toda su gloria en ser "copero y adalid de Cristo" (º). Con todo fervor quiere ser "el vasallo de Cristo bendito, que por nosotros ha sido martirizado" (7). Para conseguir este ideal los caballeros cristianos fueron organizán– dose cada vez más, reuniéndose en órdenes religiosas de caballería. Ni que decir tiene que con esto se fortaleció y profundizó ese pen– samiento de servir a Cristo en calidad de caballero. Ya en la más antigua Regla de caballería, en la de Templarios ( 8 ), aparece el monje– soldado como campeón de Cristo, como conmilitón y compañero de guerra de Jesús. Continuamente se le recuerda que él un tiempo abrazó la caballería mundana por motivos terrenos, pero que ahora es guerrero por amor de Cristo y que según eso recibirá el premio con los luchadores de Cristo ( 9 ). Esto podía decirse a la letra del joven Francisco, de sus planes de caballería terrena y de su conversión a la caballería de Cristo. Ya antes hemos hecho referencia a su espíritu caballeresco ( 10 ). Hijo por parte del padre de una rica familia burguesa, y descendiente por parte de la madre de una familia noble (¿provenzal?) ( 11 ), Francisco no tenía mayor ambición que la de remontarse hasta el estado de caba– llero. Este empeño fué en aumento desde que en la prisión vivió en En este sentido se usa la palabra también en las fuentes históricas de San Fran– cisco y cuando se aplica al Santo. Así cuentan los Tres compañeros que durante su cautiverio de Perusa fué puesto Francisco no entre los guerreros ordinarios rino entre los milites (caballeros) porque era de "noble índole". (Tres Socii, n. 4.) Asimismo Tres Socii, n. 5; THOM. CEL., I, n. 4; 11, n. 77; Tract. de mirac., 11. 41. Es en especial muy significativo el siguiente pasaje de Tomás de Celano sobre Santa Clara de Asís: "Pater eius miles, et tota utroque parente progenies militaris." (Vita S. Clarae, c. 1, ed. Acta Sanctorum, Augusti, t. 11, 755.) (6) Canción de Roldán, del Cura Conrado, 5159 s., 5169. Esta misma idea sirve de base a la canción normanda de Roldán, en su primitiva redacción, y en general a todos los poemas épicos del ciclo carolingio y a la leyenda del Santo Grial (Parsífal). Cfr. P. A. M. Wmss, o. P.: Die Entwicklung des christlichen Rittertums. Studien über die Rolandsage, en "Historisches Jahrbuch der Géirresgesellschaft", I (1880), 107-140. (7) Canción de Roldán, de CoNRADO, 5820 ss. (8) Tuvo su origen en el Concilio de Troyes, en 1128, colaborando en ella San Bernardo. Cfr. GusTAV ScHNÜRER, Die ursprüngliche Templerregel, Fri– burgo de Brisgovia, 1903, 95-128. (9) "Praefatio Regulae commilitonum Christi. Hortamur itaque vos, qui usque nunc miliciam saecularem, in qua Christus non fuit causa, sed solo humano favore amplexi estis ... Ante omnia autem, quicumque es, o Christi miles ... , inter militares qui pro Christo animas suas dederunt, sortem obtinere mereberis." (SCHNüRER, l. c., 130; HoLsTENIUs, Codex regularum, 11, 431.) (10) Véase página 17. (11) Cfr. SCHNüRFR, Franz von Assisi, Munich, 1907, 14 s.; JéiRGENSEN, S. Francisco de Asís, Madrid, s. a., p. 11 s. (1 ed.).

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