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338 LOS IDEALES DE SAN FRANCISCO DE ASÍS Francisco entendió así la aprobación pontificia, pues apenas vuelto de · Roma ejercitó no sólo la ordinaria exhortación, sino que se presentó, según lo que dejamos expuesto ("ª), como predicador propiamente dicho, tanto que ya predicaba hasta en las iglesias y durante los oficios divinos del domingo, cuando todavía los Frailes moraban en la choza de Rivo Torto. Solía por entonces ir el sábado por la tarde a la ciudad de Asís, pasaba la noche en oración en una casita situada en la huerta del Cabildo catedral y el domingo durante los oficios de la mañana anunciaba en la Catedral la palabra de Dios ( 54 ). Del mismo modo, en virtud de los poderes que había recibido de Inocencio III, permitió a los Frailes especialmente aptos el ejercicio de la predicación. Todos los años con ocasión del Capítulo de la Orden eran escogidos los Frailes respectivos y enviados a las diversas provincias para que allí predicaran al pueblo ( 55 ). Al hacer esto Fran– cisco no se fijaba en si los dichos Frailes eran clérigos o legos, sino que daba el permiso de predicar a todos aquellos que poseían el espí– ritu de Dios y la elocuencia necesaria ( 56 ), siendo muy probable que ( 53) Cfr. supra, p. 314. ( 54 ) "Contrahentibus autem fratribus moram in loco praefato, vir sanctus die quadam sabbati civitatem intravit Assisii, praedicaturus mane diei dominicae, ut moris erat, in ecclesia cathedrali. Cumque in quodam tugurio sito in horto canonicorum vir Deo devotus in oratione Dei more solito pernoctarct... " S. BoNAv., c. 4, n. 4. En su Testamento, haciendo alusión a sus trabajos de otro tiempo, asegura Francisco: "Si invenirem pauperculos sacerdotes huius saeculi in ecclesiis in quibus morantur, nolo praedicare ultra voluntatem ipsorum." Opuse., ed. LEMMENs, 78; BoEHMER, 36. RooER DE WENDOVER (Flores bisto– riarzmz, ed. Monznn. Germ. hist., Scriptores, XXVIII, 41) cuenta acerca de los primeros predicadores franciscanos: "Diebus autem dominicis et festivis de suis habitaculis exeuntes praedicaverunt in ecclesiis parochialibus evangelium vcrbi, cdentes et bibentes, quae apud illos erant, quibus officium praedicationis impcn– debant." Que Francisco y sus Frailes se dejaron oír también fuera de las iglesias, en plazas públicas, etc., se ve claramente por las fuentes más antiguas, y es por lo demás la cosa más natural, teniendo en cuenta las costumbres de aquel tiempo. Verdad es que los sermones se tenían de ordinario en lugar sagrado. (Cfr. LECOY DE LA MARCHE, La cbaire fran9aise au Moyen-Age, 226ss.), pero con todo los predicadores ambulantes levantaban un púlpito en todas partes, donde quiera que encontraban reunido al pueblo (cfr., id., Anecdotes bistoriques d'Etienne de Bourbon, 73-75, 161 ss., 229, 292) y se presentaban en todas las ocasiones posibles, por ejemplo al acto de armar a uno caballero, en ; torneos, reunión de Parlamento, en mercados, etc. (Cfr. HuMBERTUS DE RoMAN1s, De eruditione praedicatorum, lib. 2, Maxi111a Bibl. Patrzmi, XXV, 506-568). (55) "In pentecoste conveniebant omnes fratres apud sanctam Mariam et tractabant, qualiter melius possent regulam observare, atque constituebant fratres pcr diversas provincias, qui populo praedicarent." Tres Soc., n. 57. (50) "Quicumque ex ipsis habebat spiritum Dei et eloquentiam idoneam ad praedicandum, sive clericus sive laicus esset, dabat ei licentiam pracdicandi." lbíd., n. 59.
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