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EL APOSTOLADO FRANCISCANO 335 añadía su acompañante Fray Gil confirmando lo dicho por aquél: "Creedle, pues lo que os aconseja es muy bueno" ( 41 ). Cuando Fray Gil comienza a salir ya solo, procede exactamente igual que Francisco. Y para afirmarlo, no nos fijamos ante todo en los "aurea dicta b. Aegidii" ( 42 ), recogidos por testigos auriculares, por– que están dirigidos casi exclusivamente a sus amigos de la Orden; sin embargo ellos nos enseñan que Fray Gil ni aun en el trato con los demás Frailes olvida su vocación de edificar a los otros con breves, acertadas y vigorosas palabras de amonestación. Por el contrario su Vida nos lo muestra ejercitando esta su vocación de una manera suma– mente original. Lo encontramos tan pronto en la soledad, como ca– mino de Roma, Compostela, Siria y Palestina; se gana la vida reco– giendo leña y llevándola a la ciudad, ayudando a vendimiar y prensar la uva o a recoger nueces y cocer pan; tan pronto se dedica a vender agua, como a tejer juncos o hacer de sepulturero ( 43 ). Pero en todas estas ocupaciones dirige, siempre que le parece conveniente, a hombres y mujeres palabras de instrucción y exhortación al amor de Dios y a la penitencia ( 44). Lo mismo hacían los demás discípulos de Francisco en los primeros años, pues como dice la leyenda de los Tres Compañeros "dondequiera que entraban, en una ciudad, villa o aldea o casa, anunciaban la paz, animando a todos a que amaran y temieran al Creador de cielos y tierra y observaran sus mandamientos" ( 45 ). Todavía se dedicaban a estas exhortaciones mucho tiempo después de recibir la autorización para la predicación propiamente dicha, como nos lo asegura la des– cripción que de sus trabajos nos dejó trazada Jacobo de Vitry en 1216. Todos los días salen los Frailes de sus residencias a los lugares circun– vecinos a ganarse el sustento; pero su único anhelo en medio del tra- ( 41) "Licet autem vir Dei nondum plene populo praedicaret, quando tamcn i per civitates et castella transibat, hortabatur omnes, ut amarent et timerent Deum, arque poenitentiam agerent de pcccatis. Frater autem Aegidius admone– bat audientes, ut ei crederent, quia eis optime consulebat." Tres Soc., n. 33. Exactamente lo mismo, FRAY LEÓN, en la Vita fr. Aegidii, ed. Analect. franc., III. 76; cfr., además, la Vita B. Aegidii en los Scripta fr. Leonis, ed. LEMMENS, p. 41, n. 3. (42) Act. SS., April., t. III, pp. 229 ss.; MENGE, Dicta B. Aegidii, Ad Claras Aquas, 1905, y el mismo, Der sel. Aegidius, Paderborn, 1906, 63-94. (•13) Cfr. supra, p. 147. (44) "Vadens autem sic per mun<lum hortabatur homines et mulieres ut Dcum diligerent et timerent et poenitentiam facerent pro pccatis." Vita fray Aegidii, 77. ( 45) "Quocumque vero intrabant, civitatem vel castellum aut villam ve! do– mum, annuntiabant pacem, confortantes omnes ut timerent et amarent creatorem cacli et terrae, eiusque mandata servarent." Tres Socii, n. 37.
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