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OBRA DE PAZ DE SAN FRANCISCO 299 y por lo mismo estaban sometidos únicamente a la jurisdicción ecle– siástica. Por eso el alcance político-social y político-eclesiástico de las medidas tomadas por Francisco era verdaderamente inconmensurable. Al prohibir a los Terciarios el tomar las armas y el prestar juramento, hirió en el corazón al feudalismo, el cual consistía esencialmente en que el vasallo estaba obligado con juramento a salir a luchar y guerrear por su señor feudal, siempre que a éste se le antojara. Así se comprende que los señores feudales desde el ínfimo grado hasta el mismo trono imperial se opusieran a los Terciarios. Esto se comprende aún mejor teniendo en cuenta la lucha entonces reinante entre Güelfos y Gibe– linos. El partido imperial de los Gibelinos tenía su principal apoyo en la nobleza feudal, el partido papal de los Güelfos en el estado llano. Al desligarse este último del partido feudal ingresando en la Orden Tercera, se debilitó la causa de los Gibelinos y con ella todo el poder antieclesiástico del malaventurado Emperador Federico II. La reacción en contra comenzó en Faenza ya pocos meses después de fundarse la Tercera Orden. Los habitantes de esta ciudad siempre habían estado de parte de los Güelfos, teniendo por lo mismo que sufrir vejaciones por parte de sus señores Gibelinos. Ya en 1221 entra– ron en gran número en la Orden Tercera, no siendo sin duda el último motivo que a ello les movió el desligarse del juramento de tomar las armas y hacer la guerra a favor de sus actuales señores feudales. Cuando estos últimos quisieron obligarlos a ello, se dirigieron los Terciarios al Obispo de Rímini, el cual por su parte se presentó al Papa Hono– rio III, quien ya a 16 de diciembre de 1221 respondió que los Terciarios estaban libres del juramento de vasallaje y que el Obispo en virtud de poder apostólico debe defenderlos contra los señores feudales, que les disputan su derecho ( 29 ). Y entonces sí que los fieles de todas partes y en todas las regiones se apresuraron a entrar en la Tercera Orden. En pocos años media Italia, para no hablar de otros países, se había agrupado alrededor de la ban– dera religiosa y democrática de San Francisco de Asís. Un escrito contemporáneo de un clérigo secular, inspirado por la envidia contra ( 29 ) "Significatum est nobis, quod Faventiae et in quibusdam aliis civitatibus et locis vicinis quidam sunt, quibus illum Dominus inspiravit affectum, ut mundi iam gloriam non quaerentes, sed ex humilitate abiicientes in saeculo semet ipsos ad poenitentiam se converterint et ad hoc totum deputaverint tempus suum signum humilitatis et poenitentiae in habitu exhibentes. Quia vero tales super iuramento de armis sumendis et sequendis locorum potestatibus exhibendo multo– ties molestantur ex eo, quod nunquam defecit, qui bonis actibus invideret, frater– nitati tuae per apostolica scripta mandamus, quatenus, cum a talibus fueris requi– situs, molestatores suos super huius madi iuramento praemissa monitione sublato appellationis impedimento auctoritate nostra compescas." SBARALEA, Bullar. francisc., I, p. 8, n. 8.

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