BCCCAP000000000000000000000206
34 LOS IDEALES DE SAN FRANCISCO DE ASÍS cera Orden a los seglares de ambos sexos, que querían imitar en cuanto fuera posible la vida franciscana según el Evangelio; y según el testimonio de los Tres Compañeros y de San Buenaventura, pronto hubo muchos hombres y mujeres casados, que dentro de su propia familia hacían "penitencia" bajo la dirección de los Frailes, por lo cual Francisco los llamó hermanos de penitencia: Fratres de poeni– tentia ( 66 ). Así pues todo el movimiento franciscano es un movimiento eminen– temente evangélico. Francisco por medio de sus tres órdenes quería volver toda la Cristiandad a la más pura observancia del Evangelio ( 67 ). Pero antes que nadie los Frailes Menores debían no sólo predicar el Santo Evangelio a todo el mundo, sino también observarlo en toda tissimi Patris nostri Francisci poenitentiam facerem." (Regula et vita sororum pauperznn, c. 6, en SBARALEA, Bullarium franc., 1, p. 674.) Es claro que Fran– cisco llama a la vida evangélica "penitencia" o "vida de penitencia", porque así la llaman en el Evangelio San Juan Bautista, Cristo y los apóstoles. (MAT., III, 2; IV, 17; Luc., V, 32; XIII, 5; AcT. AP., 11, 38; XI, 18; XVII, 30. (6 6 ) "Similiter et viri uxorati et mulieres maritatae a lege matrimonii dis– cedere non valentes de fratrum salubri consilio se in domibus propriis arctiori poenitentiae committebant." Tres Socii, n. 60. "Nam praedicationis ipsius (de San Francisco) fervore quam plurimi secundum formam a Dei viro acceptam novis se poenitentiae legibus vinciebant, quorum vivendi modum idem Christi famulus Ordinem fratrum de poenitentia nominari decrevit." S. BoNAV., c. 4, n. 6. El secretario de San Buenaventura, FR. BERNARDO DE BEssA ( Líber de laudibus B. Francisci, c. 7, ed. P. HILARINO DE LuCERNA, p. 75 ss.; Anal. franc., 111, 686 ss.) nos da ya interesantes noticias sobre la vida de la Tercera Orden. Sobre los comienzos de la misma y su primera Regla, cfr. W. GoETZ, Die Regel des Tertiarierordens, en "Zeitschrift für Kirchengeschichte", XXIII (1902), 97-107; P. MANDONNET, o. P., Les Regles et le Gouvernement de l'Ordo de Poeni– tentia au XII/eme siecle, París, 1902, en "Opuscules de critique historique", I (1903), 143-250; K. Müu.ER, Zur Geschichte des Bussbrüderordens, en "Zeitsch– rift für Kirchengeschichte", XXIII (1902), pp. 496-524; SABATIER, Regula antiqua fratrum et sororum de Poenitentia seu Tertii Ordinis sancti Francisci, en "Opus– cules de critique historique", I (1903), pp. 1-30; H. BoEHMER, Analekten, XXXI– XXXV; P. ANASTAsrus VAN DEN WYNGAERT, o. F, M., De Tertio Ordine S. Fran– cisci iuxta Marianznn Florentinu:m, en "Archiv. franc. hist.", XIII (1920), pp. 3- 77; P. FREDEGANoo, o. M. c., Le Tiers-Ordre de S. Franyois d'Assise, París (1923). (67) Hoy está generalmente abandonada la opinión, sostenida por RENAN, VorGT, K. MüLLER, SABATIER, P. MANooNNET, de que Francisco en un principio no quiso fundar una Orden eclesiástica, sino sólo una cofradía abierta a todos. (FELDER, Geschichte der wissenschaftlichen Studien im Franziskanerorden, Fri– burgo de Brisgovia, 1904, p. 13, nota 1; trad. francesa, p. 17, nota 3.) Esta opi– nión partía, sin embargo, de una idea verdadera, a saber: que el Instituto fun– dado por San Francisco no debía encerrarse en el marco ordinario de una orden monástica, sino penetrar en todas las clases de la sociedad y "evangelizarlas" a todas. La Iglesia en todos tiempos y últimamente Benedicto XV (Encícl. Sacra prapediem de 6 de enero de 1921; Acta Apost. Sedis, XIII, 1921, 33-41) han acentuado esta misión de la Orden franciscana, que se extiende a todo el mundo.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz