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SAN FRANCISCO Y EL EVANGELIO 33 gélica ( 00 ). Y si los Franciscanos estaban obligados a llenar esas altí– simas exigencias, es evidente que con tanta mayor razón debían también guardar los demás preceptos del Evangelio. Por eso con razón designaba Francisco a los suyos con el nombre de "varones evangélicos" ( 61 ). No contento Francisco con haber obligado a sus Frailes a guardar la forma de vida evangélica, ya en 1212 procedió a fundar la rama femenina de la Orden, la Orden de Damas pobres o Clarisas ( 62 ). También a éstas obligó a observar, en cuanto fuera posible ( 63 ), el Evangelio según el ejemplo y bajo la dirección de los Frailes. La primitiva fórmula de vida, que Francisco propuso para ellas, contenía sólo una frase, pero una frase muy significativa: "Ya que por inspi– ración divina os habéis hecho hijas y siervas del Rey Altísimo, del Padre Celestial y os habéis desposado con el Espíritu Santo por la elección de una vida conforme a la perfección del Evangelio, yo ten– dré solícito cuidado de vosotras y os atenderé de una manera muy especial, y prometo hacer siempre esto por mí o por medio de mis Frailes, así como yo lo hago por ellos" ( 64 ). Mas ni aun con esto quedó satisfecho el varón evangélico. Así como él con sus discípulos practicaba y predicaba el Evangelio o, como él decía, la "penitencia" ( 65 ), así reunió también en una Ter- (60) Estas exigencias que Francisco impone en su Regla, tomándolas del Evangelio, son designadas por San Buenaventura con el nombre de Regla de los Apóstoles, Regula Apostolorum (v. gr. Expositio super Regulam Fratru:m Minorum, c. 2, n. 10, 17. Opera, VIII, pp. 400, 402; Epistula de sandaliis apos– tolorum, n. 15; Op.era, VIII, p. 390). (61) Tres Socii, n. 51. (62) T1-10M. CEL., I, n. 18-20; II, n. 116; Tres Socii, n. 60. Véase LEMPP, Die Anféinge des Klarissenordens, en "Zeitschrift für Kirchengeschichte", XIII (1892), 181-245; XXIII (1902), 626-629; XXIV (1903), 323; LEMMENS, Die Anféinge des Klarissenordens, en "Romische Quartalschrift", XVI (1902), 93-124; W AUER, Entstebung und Ausbreitung des Klarissenordens besonders in den deutscben Minoritenprovinzen, Leipzig, 1906; LIV. ÜLIGER, De origine regularum ordinis S. Clarae, en "Archivum franc. histor.", V (1912), 181-209; 413-447; RENÉ DE NANTES, Les origines de l'Ordre de Sainte Claire, París, 1912. (63) "lpsis (a S. Clara y sus compañeras) beatus Franciscus, quibus tanquam modo genitis, non cibum solidum, sed qui videbatur competere, potum lactis formulam vitae tradidit." Carta de Gregorio IX, de 11 de mayo de 1238, a la beata Inés de Praga, en SBARALEA, Bullarium francisc., I, Roma, 1759, 243. (64) Opuse., BoEHMER, 35; LEMMENs, 75. (65) Por ejemplo, en su Testamento (BoEHMER, 36, 38; LEMMENs, 77, 80) donde dice: "Dominus ita dedit mihi Fr. Francisco incipere facere poeniten– tiam. . . Ubicumque non fuerint recepti, fugiant in aliam terram ad faciendam poenitentiam." Los primeros Frailes se llamaban a sí mismos: "penitentes; •ZJiri poenitentiales". También la vida evangélica de las damas pobres es designada con el nombre de "penitencia" por los Tres compañeros (n. 60) y por Santa Clara: "Altissimus cor meum dignaros est illustrare, ut exemplo et doctrina bea-
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