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184 LOS IDEALES DE SAN FRANCISaJ DE ASÍS Peca el hombre que quiere recibir de su prójimo más de lo que él ~. está dispuesto a dar a Dios su Señor" ( 11 ). ~ Aunque era extraordinariamente alto el concepto que Francisco i: tenía del oficio de la predicación, era muy grande la compasión que l le inspiraban los predicadores que vendían su mérito por la plata de ~ la vanagloria; Para curar a esos pagados de sí mismos los reprendía j de esta manera: "¿Por qué· os envanecéis de los hombres que habéis 1 convertido, siendo así que los han convertido mis sencillos Frailes con 1: sus oraciones?" ;~ Aquel pasaje. dél profeta, en que habla de la estéril que ha engen- !, drado muchos hijos, al paso que la que teriíá muchos hijos se ha ~ debilitado ( 12 ), lo exponía de la siguiente manera: "La estéril es mi •. pobrecito Fraile/ que no tiene el oficio de engendrar hijos en la Igle- t: sia. Éste engendrará a müchos en el juicio final, porque entonces el ~ juez le reputará por gloria suya todas las almas que él ahora convierte Í con sus oraciones privadas. La que tiene muchos hijos se debilitará, ~. porque el predicador, que se alegra de haber convertido a muchos, f. como si los hubiera engendrado por su propia virtud;· conocerá enton- 1• ..·.;·••· ces que no tuvo 'pane alguna en su cónversión." Tampoco eran del agrado del Santo aquellos 'que qúforen más ser afabados como oradores qu¡<: como predicadores. hablando ·más con estilo adornado que con ;, afecto interior (1ª). ( En cuanto a los Frailes letrados, debían con fa misma humildad re- ¡ ... nundat por amor de Dios a In gloria de la erudición. "Si pues entraba i a la Orden un gran sabio, advertía. Francisco, deberfa en cierto modo I renunciar aun a la ciencia, para que así despojado de esta propiedad i .· espiritual, se arroje desnudo en los brazos del Crucificado. Pues la ! ciencia a· muchos sabios hace· indóciles e inflexibles para los humildes • ejercicios de la vida religiosa. Por eso quisiera que este tal varón ~– letrado me dirigiera ante todo esta súplica: Mira, hermano, yo he vi- ~ vido mucho tiempo en el mundo y no he conocido verdaderamente I a mi Dios. Concédeme, te ruego, un lugar retirado del bullicio del l mundo, donde pueda recapaci~ar cori dolor sobre mi vida pasada, [ recogerme de·midistracción y volver .mi alma a mejor estado. ¿Qué I, pensáis que llegaría a -ser el que asf comenzara? Sin duda que saldría t como león librado de sus cadenas, dispuesto para todas las cosas. . . Si 1 a éste después se le ocupa en el' sagrado ministerio de la pafobra, su 1 boca rebosará de lo que está lleno él espíritu'' ( 14 ). · i. (11) Verba admonitionir, c. 12, 17; Opuse., ed. LEMMENS, 12, 14; BoEHMEII, 45 s. . (12) lSAI,, LIV, l. (lll) THOM. CEt. n, n. 164. (14) TooM. CEL. II, n. 194. 1 t l .,.

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