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.t 1 .i ,! .,' ,. 1 ' ;í · l 9' ,.; ,¡ ; 1 ··l . ◄ ! J .. -~ :.J 166 LOS IDEALES DE SAN FRANCISCO DE ASÍS cristo, Hijo del Dios vivo omnipotente puso su rostro como piedra durísima ( 11 º) y no se avergonzó. Fué pobre y peregrino y vivió de límosna, él y la bienaventurada Virgen y sus discípulos. Y cuando los hombres les hagan afrentas y no quieran darles limosna, den gra– cias a Dios por ello; porque delante del tribunal de Nuestro Señor Jesucristo recibirán grande honor por esas afrentas. Y sepan que la vergüenza se imputa no al que la sufre sino al que la causa; Y la limos– na es una herencia y un derecho, que se debe a Ios pobres y que nos ha sido adquirido por Nuestro Señor Jesucristo. Y los Frailes que traba– jan recogiéndola, recibirán grande premio y lo hacen ganar y adquirir a los que dan limosna; pues todo lo que los hombres dejan en este ! mundo, perecerá; pero recibirán premio del Señor, por la caridad y 1 limosnas que hubieren hecho'' ( 111 ). ! .·• Con estas consideraciones animaba sin cesar a los Frailes a ir confia– damente por la limosna. "Id, les decía. pues los Frailes Menores han ~ sido dados al mundo en esta última hora para que los elegidos practi- 1~ qucn obras de misericordia, por las cuales se hagan ·recomendables al eterno Juez y puedan oír de su boca: Lo que hicisteis al menor de , mis hermanos, a mí lo hicisteis. Notadlo bien; a los Frailes Menores, 1 fratribus 111inoribus. Con estas palabras el divino profeta ha anunciado 1 y privilegiado nuestra Orden. ¡Qué consolador es mendigar bajo el 1 nombre de Frailes Menores, los cuales tan eficazmente han sido reco- i mendados a los bienhechores, por el Remunerador de todo lo t bueno!" ( 112 ). ~ Si a pesar de esto algunos Frailes más ilustres no se resolvían a ' abrazar y cumplir su vocación en este particular, añadía esta paternal 1 y severa amones 1 t~ción:b"Amadísimos hdermanos, ,el Hbi1 1 · o de Dios, que t.'·.• por nosotros se 11zo po re en este mun o, era mas no e que nosotros. f Por amor de él hemos escogido el camino de la pobreza, no debemos 1 pues avergonzarnos de ir por limosna. No conviene que los herederos t del reino celestial se avergüencen de la prenda de la herencia celestial. 1 Yo os digo que se han de juntar a nuestra congregación muchos nobles J: y sabios, que tendrán a grande honra el pedir limosna. Vosotros, pues, 1 que sois las primicias de los mismos, gozaos y alegraos y no rehuséis s,.• hacer, lo que habéis de transmitir a ellos para que lo imiten" (m). l Eran plenamente necesarias estas palabras de aliento en vísta de la ~ acogida poco amistosa que. encontraban al principio estos nuevos men- ! .· digos. En sus salidas a pedir limosna llamaban en balde casi en todas : las casas de Asís. En vez de limosna les daban palabras injuriosas y les i (llil) Is.u., L. 7. (111) Regula l, c. 9; Opuse., cd. LEMMENs, 37; BoEHMFR, 10. (112) TaoM. Cu. II, n. 71; S. BoNAV., e, 7, n. 8. (113) THoM. CEL. II, n. 74; cfr. Specul. perf., c. 18. t 1 ¡,:
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