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EL MANTENIMIENTO DE LA VIDA EN LA ORDEN FRANCISCANA 161 ·~ j eso el más excelente título de derecho al mantenimiento de su vida. ··• III. La limosna. - Mas aunque es verdad que los Franciscanos de– l bían trabajar con todas sus fuerzas y de ese modo ganarse el sustento J de la vida, sin embargo por otra parte (cosa que parece una contra- 1 dicción) deben vivir a merced de la limosna. De limosna vivían prin– ¡ cipalmente los Frailes que moraban en el convento, bien fueran traba– ·~ jadores intelectuales o manuales, pues es claro que su trabajo no les ' traía ningún salario de parte del mundo, y el convento en su extrema f carencia de posesiones no tenía hacienda propia que explotar. Pero f también los Frailes que en el mundo se dedicaban al apostolado esta- 1 han obligados a vivir de limosna, pues si bien los servidores del altar ¡ y del Evangelio, según lo dicho, viven como lo merecen del altar y ~ del Evangelio; sin embargo, el mantenimiento de los mismos era con– Í síde~ado en la Iglesia como ohm ?e caridad crist~ana. ~:Í5 aún, has~a ~ los Jornaleros y artesanos franciscanos no debian exigir el salario ~ ganado entre los seglares en nombre del derecho y de la posesión, sino ; recibirlo como limosna, si es que se 1o .pagaban voluntariamente; pero l si se lo negaban, entonces debían buscarse su alimento pidiendo la ~ limosna de puerta en puerta. J La Edad Media designaba con el nombre de estado de mendicidad 1 (mendicatio, mendicitas) a esta forma de vida (de limosna) y llamaba 1 en consecuencia mendicantes, Frailes mendicantes, a los religiosos que ·1 vivían de limosna. La expresión no tenía el estrecho sentido ni menos , el mal resabio que hoy suele juntarse con la palabra mendigo; signi– " ficaba sencillamente al que vivía de la caridad, de la limosna, bien fuera ; ésta ofrecida espontáneamente, o bien tuviera que pedirla por amor 1 de Dios. San Buenaventura definió la paupertas quoad mendicitatem ¡ o el mendicare pro Christo: "Llamo mendigar al pedir limosna o vivir ! de limosnas cuotidianas; voco mendicare eleemosynam quaerere seu 1 de quotidianis eleemosynis vivere" ( 89 ). Con estas últimas palabras 1 indica el Seráfico Doctor la diferencia. esencial y sin embargo insigni– :.: ficante que existe entre los clérigos seglares y los monjes propfamente 1 dichos por un lado, y los mendicantes por otro. Ambos viven propia– JI mente de limosna, continúa San Buenaventura, ya que también los , bienes de las iglesias y abadías son limosnas hechas a los pobres (ºº). j Sólo que los clérigos seglares y monjes viven de grandes y pingües 1 limosnas ofrecidas y establecidas a modo de fundación (º 1 ), mientras ' (89) De perfectio11e evimgelica, q. 2, a. 2; Opera, V, 134. (90) "Cum omnia bona ecclesiarum et monasteriorum non sint nisi eleerno– synae pauperum, ut Sancti dicunt et manifesmm est." lbíd., q. 2, a. 3, n. 17, p. 160. (91) "Orones quotquot va!idi et clerici et monachi, qui vivunr de huiusmodi bonis sine labore m:muali... de grossis et magnis elcemosynis..." lbíd. .. ~ . ' . 1 ··. L f ¡ .

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