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148 LOS IDEALES DE SA.1'T FRANCISCO DE ASÍS Povcrello. Todo legítimo franciscano cree pagar un amargo tributo al moderno sistema económico cada vez que se ve obligado a recibir dinero para su mantenimiento, bien sea como limosna o bien como salario del trabajo. II. El trabajo es la primera fuente del mantenimiento en la Orden franciscana. Cristo y los Apóstoles habían ennoblecido con su palabra y sus ejemplos el trabajo, tan despreciado en la antigüedad. Los monjes más antiguds habían vivido del trabajo de sus manos ( 27 ). Poco después, cuando ya los monasterios tenían posesiones y hacienda propia que explotar, atestigua con todo San Agustín que en todo monasterio bien ordenado el día se halla repartido entre el trabajo de manos, la. lectura y la oración (2 8 ). Conforme a esto también, el Patriarca de los monjes de Occidente ordenó algo más tarde a sus hijos que fuera del Opus Dei, del Oficio Divino, dedicaran algunas horas del día al trabajo corporal; y otras a lecturas edificantes ( 29 ) . Y el que es negligente o inhábil para la lección y meditación, debe ocuparse solamente en trabajos manuales ( 80 ). · Más tarde, del siglo vm al x la Orden benedictina desplegó una actividad altamente beneficiosa en el terreno de la enseñanza y de la educación de la juventud. Esto trajo como consecuencia que los monjes letrados (litterati) se ocuparan en su mayor parte en trabajos intelectuales, mientras que los iletrados ( illitterati, idiotae) sólo se dedi– caban al trabajo manual, fuera de los ejercicios religiosos. Después siguió un período en que a menudo decayó la proverbial diligencia de los benedictinos en. el trabajo tanto corporal como intelectual, decayendo con eso al mismo tiempo el verdadero espíritu de San Benito. Pero en el siglo XII los Cistercienses con la enérgica reforma de In Orden volvieron a abrazar de nuevo el trabajo. Tenían a grande honra cuando los Cluniacenses les decían: "¿Qué nuevo género de vida monástica es esta, que se dedica a cavar campos, roturar bosques y acarrear estiércol?" ( 31 ). Su principio era éste: "En la agricultura, que Dios ha creado y ordenado, empleamos nuestra diligencia y tra- (:?7) San Benito de Nursia lo recuerda. en su Regula (c. 48): "Tune frntres vere monachi sunt, si labore manuum sunrum vivunt, sicut et Patres nost.ri et Apostoli." (28) "In bene moderatis monasteriis constitutum est, nliquid manibus ope.rari, . et caeteras horas haberc ad lcgendum et ornndum.'' De opere monachorum, c. 29. MtGNt:, Patr. Lat., 40, 576. (29) "Otiositas inimica cst nnimae; et ideo cettis temporibus occupari debent fratres in labore manuum, certis irerum horis in lectione divina." S. fü:m:01cn, Regula (c. 48). (30) "Si quis vero ita ncgligens et desidiosus fuerit, ut .non velit aut non possít meditari aut legere, iniungatur ei opus, quod facint, ut non vacet." lbíd. (31) S. BERNARDI, Epist,, l, n. 4; M1GNE, Patr. lat., 182, 73.

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