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116 LOS IDEALES DE SA..~ FRANCISCO DE ASÍS haceos bolsas que no envejecen, un tesoro que no se agote en el cielo" ( 15 ). Todo esto era claro para Francisco; Jesús con sus palabras y con ·1 · sus ejemplos exigía de sus discípulos verdaderos la total renuncia a • los bienes terrenos. Nada debían poseer ni personalmente ni en común; 1 más aún, el Santo desconocía hasta las expresiones de posesión perso- ¡ na! y posesión en común, como las desconoce también el Evangelio. La doctrina del Evangelio acerca de la pobreza era literalmente: total desapropiación en favor de los pobres. Exactamente así a la letra y sílaba por sílaba la comprendió y cum– plió Francisco ( 10 ). Todo lo que de cualquier manera pudiera él pretender como propio suyo lo dió a los pobres; y a su padre Pedro Bemardone devolvió todo lo que le exigía, hasta los vestidos que llevaba puestos ( 17 ). Entonces tomó de limosna un traje de ermitaño, pero lo cambió por el vestido "evangélico" tan pronto como oyó el discurso de Jesús al enviar a sus Apóstoles a predicar (1 8 ). "Desde el principio de su vida religiosa hasta su muerte toda su riqueza con– sistió en un hábito, una cuerda y paños menores; no poseía otra cosa" ( 10 ). Dos años después de comenzar Francisco, resolvióse también Ber– nardo de Quintavalle "a repartir todos sus bienes entre los pobres e 1 imitar a Francisco en la vida y en el vestido". Hizo venir al Santo ¡, a su casa y le dijo: "Cuando uno ya no quiere retener más tiempo , lo mucho o poco que del Señor ha recibido y poseído por muchos años, ¿qué debe hacer de ello?" Francisco respondió que debe devol– vérselo al Señor, de quien lo ha recibido. Bernardo replicó: "Her– mano, por amor a mi Señor, que me los dió, quiero repartir todos mis (15) Luc., XII, Jl. (16) La mayor parte de los investigadores tanto católicos como no católi– cos ponen de relieve la conformidad del ideal franciscano de pobreza con el ideal evangélico; sólo AD. Orr (Thomas von Aquin tmd das Mendikantentum, Friburgo de Brisgovia, 1908 1 6 s.) sostiene que se debe considerar como "extra– ña a 1a Biblia" la. idea que San Francisco tenía de la pobreza, según la cual tanto el individuo como la Orden misma deben renunciar a toda posesión. Esta afirmación ha sido muy bien refutada por el P. Tn,wnAEus SomoN, o. F. M,, Das Armutsideal des hl. Franziskus von Assisi rmd die Lehre ]esu über die Annut, en "Franziskanische Studien", IV (1917), 1-17. Véase también: P. UnAI..O o'ALENC})N, o. M. CAP., L'dme franciscaine, 20. ed., París, 1913, y los artícu– los que sobre ese libro han escrito FR. A.NTOINE DE SWm (L'frme franciscaine, en «Archivum francisc. hist. 11 , VIII, 44'8-466) y P. LEONR BRACALO~I, o. F. M. (A proposito di una pubblicazione rfL'anima francescana", en el ºArchiv. franc. hist.", VIII, 467-481). ! . (17) THoM. CEL,, II, n. 12; Tres Socii, o, 20, 1-,, (18) Cfr. supra, p. 98. (lD) TnoM. CEL., II, n. 55.

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