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AMOR DE SAN FRANCISCO A LA POBREZA 101 su hermosura y aún en sueños veía su adorada imagen ( 24 ). "Segura– mente que ningún minnesiinger, ningún trovador ha cantado a su ido– latrada dama una canción más atrevida y palabras de amor tan infla– madas como Francisco, cuando en su ideal y caballeresco amor a la Pobreza celebra a esta reina de su corazón" ( 25 ). Estas alabanzas de estilo caballeresco se sienten aun vibrar años más tarde en las palabras de su biógrafo, cuando dice: "El bienaventurado Padre, mientras vivió en este valle de lágrimas, despreció todos los miserables tesoros de los hijos de los hombres. Aspiraba al más alto grado de la perfección y por eso abrazó con ardiente amor a la pobreza. Ya que el Hijo de Dios había sido pobre, quería él también desposarse en amor perpetuo con la pobreza, de la cual todos huían. Habiéndose pues enamorado de su hermosura, no sólo abandonó padre y madre, sino que también alejó de sí todas las demás cosas, para adherirse más fielmente a su esposa y ser con ella "dos en un espíritu". Por eso la abrazó con casto abrazo y ni por un momento quiso dejar de ser su esposo. Decía que la pobreza era para sus hijos el camino de la perfec– ción, la garantía y la prenda de las riquezas eternas. Nadie hay tan codicioso de oro como él de la pobreza, nadie más solícito en guardar un tesoro que él en conservar esta perla evangélica. Lo que más afli– gía sus ojos era ver en los Frailes, fuera o dentro de casa, algo que fuera contrario a la pobreza. Verdaderamente desde el principio de su vida religiosa hasta su muerte toda su riqueza consistió en un hábito, la cuerda y paños menores; nada más tuvo. Ya su pobre vestido daba a entender dónde amontonaba él sus riquezas. Por eso estaba alegre, sin cuidados y libre, pensando que había abandonado los pasajeros tesoros del mundo para recibir después el ciento por uno" ( 26 ). Al acercarse el fin de su vida, reanimóse una vez más, para cantar en su Testamento a la pobreza aquel conmovedor canto de cisne ( 27 ); entonces se alegró y regocijó de lo íntimo de su corazón porque había guardado fidelidad inquebrantable a la Señora Pobreza ( 28 ); exhortó a sus hijos a que la amaran y honraran a fuer de caballeros ( 29 ), y murió en los brazos de su adorada esposa ( 30 ). (24) THoM. CEL. II, n. 82. (25) H. J. SCHMITZ, Der Bettler von Assisi und das Rittertum, die Poesie und die Kunst seiner Zeit (Frankfurter Broschüren, N. F. Bd. 5, Heft 2) P. 10. (26) THoM. CEL. II, n. 55. (27) Opuse., ed. LEMMENS, 79 s.; BoEHMER, 37 s. (28) "Gaudet sanctus et iubilat prae laetitia cordis, quoniam fidem tenuisse Dominae Paupertati usque in finem se videt." THoM. CEL. II, n. 215. (29) "De patientia et paupertate servanda sermonem protraxit, caeteris ins– titutis sanctum evangelium anteponens." !bid. n. 216. "Semper diligant et obser– vent Dominam Paupertatem." Spec. Perf. c. 87. (ªº) !bid. n. 214-216.

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