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92 EL CABALLERO DE CRISTO FRANCISCO DE ASÍS castiga toda felonía cometida contra él (14). Segundo, porque Cristo había escogido al Fundador de la Orden y a sus compañeros para ca– balleros y confidentes suyos. Por eso el Santo no se cansaba de amo– nestar a sus frailes que siguieran paso a paso al Salvador, que imitaran su ejemplo y observaran su Evangelio. Ya en la primera Regla franciscana debieron de figurar estas pa– labras: "La Regla y vida de los frailes es ésta, a saber, vivir en obe– diencia, en castidad y sin propio, y seguir las enseñanzas y las huellas de nuestro Señor Jesucristo" (15). En la Regla de 1221 Francisco inculca nuevamente: "Guardemos, pues, las palabras, vida y doctrina y el Evangelio de Aquel que se dignó rogar por nosotros a su Padre y revelarnos su nombre... Nada, pues, deseemos, nada queramos, nada nos agrade y deleite, sino nuestro Criador y Redentor y Sal– vador" (16). Desde su lecho de muerte escribe Francisco (17) a Santa Clara y sus hijas a manera de testamento: "Yo, Fray Francisco, pequeñuelo, quiero seguir la vida y pobreza del altísimo Señor Jesucristo y de su Madre santísima y perseverar en ella hasta el fin. Y os ruego a vos– otras, señoras mías, y os aconsejo que viváis en esta santísima vida y pobreza". El mismo Francisco, antes que nadie, era un fidelísimo seguidor del Señor. Imitación de Jesús en todas las circunstancias, en el pen– sar y el querer, en el obrar y omitir; imitación de Jesucristo práctica, enérgica, ininterrumpida, perseverante ; éste es el secreto del Caba– llero de Cristo. En lo grande y en lo pequeño, en la vida interior de su alma y en la forma exterior de su vida: en todo trató ele hacerse semejante al Salvador y ele cumplir su Evangelio según la letra y el espíritu, sin quitar de él ni una palabra. El cuadro que Bartolomé de Pisa nos ha trazado en su obra sobre las Conforniidades de la vida de San Francisco con la vida de J esu– cristo, es a trechos ingenuo y exagerado, pero· completamente verda– dero en conjunto. La idea fundamental está expresada en las prime– ras líneas ele las Florecillas: "Primeramente es ele advertir que el glorioso Padre San Francisco en todos los hechos ele su vida fué conforme a Jesucristo". Por lo demás., los historiadores del Santo en todos los siglos com- (14) "El que no me sigue, no es digno de mí" (Mt., 10, 38). (15) Regulae anti'.quissimae, en BoEHMER, Analekten, 88; VLASTlMlL KYDAL, Die Ordensregeln des hl Franz von Assisi, Leipzig, 1915, II. (16) Reg., I, cap. 22, 23, Opuse., 56, 60. (B. A. C., 21, 23.) (17) "Ultima voluntas quam scripsit sororibus S. Clarae", en BoEHMER, 35.

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