BCCCAP000000000000000000000205

SERVICIO PERSONAL DEL CABALLERO DE CRISTO 75 juntamente con una pequeña porc10n de terreno, de donde le vino también el nombre de "Portiuncula: parcela" (21). Ahora estaba desierta y abandonada. Con sus muros cuarteados y sus paredes desnudas sólo servía de refugio a pastores y rebaños contra el calor, el frío y la intemperie. Cuando Francisco vió aquellas ruinas, se llenó de tristeza y resolvió inspirado por su ardiente devo– ción a la Reina del mundo, establecerse allí y restaurar la capilla (22). No preveía él entonces que la Porciúncula estaba destinada a ser la cuna de su propia Orden; ya que estaba muy lejos de pensar si– quiera en fundar una Orden religiosa. Poco después de restaurada la iglesia ele la Porciúncula, Dios le reveló que la orden recibida en San Damián, no se ceüía a reparar el edificio material de las iglesias, sino que se extendía también a renovar espiritualmente aquella Iglesia universal que Cristo había comprado con su sangre (23). Y por más que en adelante se dedicó, a fuer de leal caballero, con grandísimo celo a esta tarea. con todo en ocasiones volvió de nuevo a sus trabajos primitivos. En 1213 reconstruyó entre San Gemini y Porcaria, una iglesia en honor ele la Virgen (24). Tres años más tarde empezó a reparar Santa María del Vescovado en Asís. Esta iglesia ele Nuestra Señora estaba tan miserable, que sobre el tabernáculo del Santísimo no había sino un simple tejado. En su ferviente devoción al misterio eucarístico Francisco renovó el presbiterio del templo y colocó sobre el altar ma– yor un precioso baldaquín (25). Durante tocia su vicia tuvo sumo interés en el adecentamiento v ornato de las casas ele Dios. En los primeros tiempos de la Orde1;, solía recorrer los lugares inmediatos a Asís llevando consigo una esco– ba, para barrer y limpiar las iglesias abandonadas, después ele exhortar al pueblo a penitencia. Luego reunía a los clérigos en un recinto se– parado, excitaba su celo por la salvación de las almas y les conjuraba sobre todo a que mantuvieran limpias las iglesias, altares y todo lo que atañe a la celebración de los sagrados misterios (26). Todavía (21) Con todo no puede demostrarse la historicidad de esos datos. Cfr. P. ÉDOUARD n'ALEN<;;ON, Des origines de l'Église de la Portionculc, en "Études Franciscaines ", II, 1904, 585-6o6; FR. ÜCTAVIUS A S. FRANCISCO, Arclzfr,izt11l Portiunculac, ed. Fr. Aegidius M. Giusto, S. Mariae Angclorum, 1916, ro. (22) Ccl. I, 21; Bonai•. 2, 8. (B. A. C., 299, 536.) (23) e el. II, I I. (B. A. C., 392.) (24) WADDING, A1malcs, ad ann. 1213, n. 17. (25) Las pruebas, en Lun. LIPSIN, Compendiosa historia ,¡,•ifac S. P. Fran– cisci, Asís, 1756, 19; y FALocr-PuLIGNANI, en "Miscell. frances.", II, 33-37. (26) Spec. ¡,erf., c. 56. (B. A. C., 718.)

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz