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LA PRUEBA DE ESCUDERO 35 mente con la intención de proteger los derechos de los señores feuda– les de Asís. Ambas partes se apercibieron poniendo en juego todas sus fuerzas. Iban con Asís las ciudades de Nocera, Bevagna, Rosciano y Bas– tia, que en parte le estaban sometidas, en parte aliadas. Debían pre– sentarse todos los hombres de dieciocho a sesenta años capaces de llevar armas. El ejército de a pie se componía de artesanos y peque– ños burgueses. Los caballeros y ciudadanos ricos que podían costearse un caballo y equiparse, formaban la fuerza de a caballo. En ésta se alistó, como es de suponer, el hijo del rico comerciante Pedro Bernar– done. Con banderas desplegadas, al repique ele todas las campanas, partieron para la guerra jinetes, ballesteros y tropa. El encuentro decisivo ocurrió en otoño ele 1202 (5) entre Colles– trada y Ponte San Giovanni, junto a la carretera que aún hoy lleva de Asís a Perusa. Aunque los ele Asís hicieron prodigios ele valor, sucnmbi'.'ron al p~ic!er superior del enemigo. Bonifacio de Vcrona de~– cribe con vivos colores la horrorosa matanza, la huícla ele los ele Asís, el espanto y el duelo que invadieron la ciudad : "Planctus ubiqzw sonat; alii plangztntqne parentes. Hac etiarn natos. et luct11s ibique nepotz1111 Fundit11r..." "En todos partes suenan lamentos, aquí sobre los padres, allí sobre los hijos, más allá sobre los nietos... El campo ele batalla está cubierto de cadáveres ... En ninguna parte se ve ni pie ni mano ni cabeza unida al tronco. En lugar ele los ojos, anchas cavidades ... La sangre fluye a torrentes, tanto que el Tescio sale de madre... ¡Oh! asisienses, - exclama - ¡ qué día ele desgracia, qué hora fatal ! Esta fué la más aniquiladora derrota que los perusinos han inflingido ja– más a sus enemigos" (6). Tomás de Celano y los Tres Compañeros refieren a su vez esa horrible carnicería, añadiendo que muchos soldados ele a pie y ele a caballo fueron llevados prisioneros a Perusa. Con ellos fué Francisco a parar a la cárcel (7). Hoy apenas podemos figurarnos lo que esto significaba. Las penas ele cárcel eran en aquellos tiempos extraordinariamente duras. Se tra- (S) Esta fecha está demostrada como segura por FoRTINI, So y sig., n. ro, después que Fr. PENNACCHI, o. c., se había decidido aún por el año 120.¡. (6) BoNIFAZIO DA VERONA, L'Eulistea, en FoRTINI, 73-75, 422. (7) Ce!. II, 4; Socii, 4. (B. A. C., 387, 798).
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