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EPOCA Y Ai\l llJ ENTE CABALLERESCOS Y cuando a fines del siglo xn las ciuclacles, una tras otra, fueron sacudiendo el yugo feudal, junto con la libertad civil penetró en tocias partes la vida cortesana. Treviso, Venecia, Génova, Florencia, Ancona se emulaban en brillantes festejos y regocijos populares. En públicas plazas se celebraban suntuosos torneos y justas, embellecidos y sua– vizados por la música y las canciones ele los trovadores y juglares. Apenas callaban el cantor y la vihuela. se reanudaban las luchas ele armas. En ciudades mayores tales diversiones se sucedían casi sin in– terrupción: ni aun las frecuentes contiendas y guerras fueron capaces ele suspender esas oleadas ele fiestas. En las ciudades menores, por lo menos la "áurea" juventud se agrupaba en joviales reuniones y re– medaba el alegre trajín ele las graneles. Por todos los caminos se tro– pezaba con cantores y músicos ambulantes, con su vihuela a cuestas. Abríanseles los castillos : señores y vasallos escuchaban sus canciones ; con general aplauso soltaban su interminable serie ele versos y sus monótonos estribillos. Con las canciones de amor provenzales se mezclaban también las epopeyas clásicas del norte ele Francia. Los peregrinos, que partían constantemente hacia Roma por los "caminos franceses" ('viac fran– cigcna,c, 'l!z'.e franccschc) e iban acompañados ele cantores y músicos franceses (cantatorcs Francigcnorum), llevaron muy pronto las cancio– nes ele gesta hasta el sur (22). Desde el siglo xn puede demostrarse la existencia en Italia ele la Canción de Roldán (23). La traición ele Galalón a Roldán y Oliveros, y la derrota de Roncesvalles son citadas ya en II3I en una inscripción pública ele Nepi, en la cercanía ele Umbría (24). Asimismo encontramos no pocas huellas ele los roman– ces del ciclo ele Artús. Con frecuencia se imponían nombres de los caballeros ele la Tabla Redonda en lugar de nombres de santos (25). En la bóveda de la catedral de Móclena (siglo xu) aparecen cincelados en un relieve varios caballeros ele Artús con su rey, en actitud de con– quistar un castillo (26). (22) Pruebas en BÉDIER, Les légcndcs épiq11cs, II, 139-278; Les chansons de geste et les routes d'Italic. (23) Cfr. P. RAJNA, L'onomastica italiana e l'cpopca carolingia, en: Roma– nia XVIII (1889), 65 sigs.; G. BERTONl, Il D11cce11to, Milán, 19II, 37-46; A. n'ANcONA, Le tradizioni carolingie in Italia, Livorno, 1913. (24) P. RAJNA, Un'iscrizionc ncpesina del IIJI, en: "Arch. stor. ita!." XVIII, (1886), 329; ídem, S. Francesco d'Assisi e gli spiriti cavallereschi, en: "Nuova Antologia ", 249, (1926), 388. (25) Véase P. RAJNA, Gli eroi brettoui 11cll' 0110111astica italiana del seco/o XII, en "Romania", XVII, (1888), 161, 355. (26) Véase CoLFl, Atti e Nfemorie della Reale Deput. di Storia Patria per
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