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ÉPOCA Y AMBIENTE CABALLERESCOS de los cielos. Descuella entre ellos Roldún, sobrino de Carlomagno, su entrañable amigo Oliveros y el arzobispo Turpín, ti1 •os de un triple heroísmo: de la alegría en la lucha. de la invencible valentía y de la caballería espiritual. Frente a ellos se lennta el traidor Galalón, cas– tigado con el desprecio, la proscripción y la condenación eterna. Los paladines de Carlomagno aparecen todavía en la Canción de Roldán con resabios de jayanes impetuosos, pero brillan con hondo amor a la patria, absoluta fidelidad a su rey y señor, cordial amistad, disci– plina viril y pureza de costumbres, profunda piedad, abnegada entrega a Dios y ardiente celo por la fe hasta la muerte. Desde mediados del siglo XII apareció en primer plano, en lugar de la Canción de Roldán, la epopeya bretona de los poemas de Artús. La leyenda de Artús (16) se remonta a las violentas luchas sostenidas en los siglos v y VI por los bretones, de raza celta, contra los anglosa– jones. Alrededor de este núcleo histórico fueron sobreponiéndose con el tiempo un enjambre de narraciones fabulosas. cuyo centro constituye el legendario rey Artús con los doce caballeros ele su Tabla Redonda. Poetas franceses del Norte los convirtieron, desde rr35. en prototipo de la sociedad caballeresca de su tiempo. El rey Artús muéstrase como dechado de señor caballeresco; rico y generoso, mantiene una brillan– te corte, se solaza con el resplandor de sus antiguas hazañas y goza de la dignidad real al lado de su esposa Ginebra. Sus doce paladines se lanzan por el mundo para lleYar a cabo gestas maravillosas : am– paran a los oprimidos, vencen gigantes, enanos, endriagos, hadas, mons– truos, y destruyen toda clase de misteriosos y fantásticos encantamien– tos. Todo, para obtener en premio, a su vuelta a la corte de Artús, reinos, gloria y bellas mujeres. Así, pues, los héroes de la Tabla Redonda del rey Artús se carac– terizan por el ansia de aventuras, la ambición y el culto de la mujer. El tipo de caballero descrito en los romances de Artús es más culto y refinado que el de la Canción ele Roldán; pero no posee ya aquel es– píritu primitivo, varonil y profundamente cristiano que animaba a los paladines germano-carolingios. A medida que los poemas de Artús fueron suplantando a la Canción de Roldán en Francia y cundieron por Italia, España, Portugal, Inglaterra y Alemania, la institución (16) G. PARlS, Les romans de la table ronde, en "Histoire Littéraire de la France", XXX, París, 1888, 1-270; J. Lon1, Contributions a l'étude de la ta– ble ronde, París, 1912; SINGER, Die Art11ssage, Berna y Leipzig, 1926; P. AN– SEUr SALZER, Illustrierte Geschichte der deutschen Literatur, I, 2.ª ed., Ratis– bona, 1926, 139 sig.; G. EHRlSMANN, Geschichte der deutschen Literatur, 2.• par– te, II, 1, Munich, 1927, 133-141, 225-264.

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