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I2 EL CABALLERO DE CRISTO FRANCISCO DE ASÍS como "paladines de nuestro Señor Dios". En medio de indecibles trabajos y privaciones resonaba entre sus filas: "¡ Con tal que tenga– mos la dicha de ver a Jerusalén, y cantar el Kyrie y el Gloria ante sus sagradas murallas y besar el suelo gritando alegremente : "Jesús pasó por aquí!" (7). "Aunque las murallas de Jerusalén fueran de acero, las morderíamos con los dientes", decían las mesnadas de Go– dofredo de Bouillon (8). "Si estuviéramos ya en el paraíso, bajaría– mos para luchar de nuevo contra los sarracenos", gritaban los valien– tes (9). Morían exclamando: "Jesús de Nazaret, dulce Señor Jesu– cristo" (ro). Las Cruzadas no lograron definitivamente su objeto; pero no hubieran sido inútiles sus inmensos sacrificios, aunque no hubiesen producido más que este solo efecto : desarrollar en toda su magnificencia y profundidad religiosa la caballería cristiana. A la caballería cristiana seglar vinieron a unirse también las ór– denes religiosas de caballería (II). Después de reconquistada Tierra Santa (1099), los ejércitos cruzados tornaron a sus patrias, fuera de algunos pequeños restos. Ahora se trataba de afianzar el recién fun– dado reino de Jerusalén y proteger a los cristianos que vivían entre mahometanos o iban allí en peregrinación. Entonces suscitó la Iglesia aquellos religiosos, cuales no los había visto el mundo, aquellos ca– balleros dados a la oración y monjes armados, que a los tres votos ordinarios añadían el juramento de proteger los caminos, acompañar a los peregrinos de los Santos Lugares y defenderlos contra los ata– ques, cuidar de los enfermos, ofrecer valerosamente su vida en ·de– fensa de la Tierra prometida (12). Lo que había de grande en eso, lo describe ya San Bernardo, (7) GAUTIER, l. c., 707. (8) "Chascun se soloit si et vanter et proisier: - Se ja Dex li donait J ursa– lem aprochier, - C'as dens mordroit les murs, s'ils estoient d'achier." GAUTIER, l. c., 71, n. 5, (9) "Encor me soit le poi! elchié changié, - Si ferrai-je dcsor les renoiez. - Si je estoie en Paradis couchiez, - Si descendroie... " NIoniage Rcnoart, en GAUTIER, l. c., 71, n. 4. (ro) GAUTIER, l. c., 710. (n) Cfr. PRuTz, Die gcistlichm Ritterorden, Berlín, 1908. (12) Los más antiguos Caballeros religiosos son los Sanjuanistas (rrr3). Al– gunos años más tarde (1II9) surgieron los Templarios. En la segunda mitad del siglo nacieron las órdenes de Caballería españolas: en rr56 la de San Julián, tr6o la de Calatrava, en 1170 la de Santiago, en rr8r la de Avis. Éstas debían combatir al Islam en Occidente, como los Sanjuanistas y Templarios en Oriente. La Orden Teutónica, fundada en Jerusalén en rr90, recibió ya a principios del siglo XIII el encargo de ganar para el Cristianismo el territorio de los prusianos gentiles.
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