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CAPÍTULO I ÉPOCA Y AMBIENTE CABALLERESCOS ¡ Francisco y la caballería l Parece a primera vista que ambas cosas se repelen. Por un lado el Pobrecillo de Asís, tan sumergido en Dios y alejado del mundo, tan manso y humilde, amigo ele los corderillos y hermano ele todas las criaturas! Por otro lado el caballero, mon– tado en arrogante corcel, con casco y coraza.. con escnclo y espada y lanza, símbolo ele valentía y ejercicio corporal, ele poder político y lu– chas guerreras! ¡ Cuán diferentes son Francisco y la caballería! Esta diferencia se convierte en verdadera oposición para aquellos (y son todavía muchos) que consideran la caballería personificada y satirizada en "Don Quijote", la inmortal obra maestra del escritor español Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616). ¡ Qué contraste entre el Santo Fundador ele la Orden y el "Caballero ele la Triste Figura"! Don Quijote, que en su locura desata ele la cadena a los galeotes, que lucha con los molinos ele viento y con los rebaños ele carneros y vence al barbero, cuya bacía toma él por el yelmo ele Mambrino. Sancho Panza, el orondo escudero de don Quijote, que se agarra a la empanada en medio de las valentías de su señor, mientras anda hurgando con la lanza entre la niebla o la hace astillas en rídicu– los obstáculos... ¿ Dónde está la tan celebrada gloria de los caballeros, y dónde están los puntos de contacto con el "Poverello"? Pero Cervantes, el glorioso Manco de Lepanto, todo un caballero y todo un franciscano (1) desde la planta de los pies hasta la coronilla de la cabeza, estuvo muy lejos de personificar y satirizar en su "Don Quijote" la verdadera caballería. Lo que él describió con vivo mal– humor y estigmatizó con mordiente sátira, fué la caballería degene– rada., la caballería de las aventuras fantásticas, de los castillos encan- (r) Cervantes perteneció a la Tercera Orden de San Francisco. Siendo ya terciario escribió en 1615 la segunda parte del Quijote; la primera había apa– recido en 16o5.

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