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140 EL CADALLERO DE CRISTO FRANCISCO DE ASÍS :.\' es hermoso y alegre y robusto y fuerte. Loado seas, 111i Sefior, tor nuestra hermana la madre tierra, la cual nos alimenta y gobierna, y traduce variados frutos y mati:::adas flores y hierbas. Loado seas, mi Seíior, por quienes perdonan por tn amor, y /Jadeccn enfermedad y tribulación. Biena·venturados los que sufren en pa:::, porque de Ti, ¡ olz ! Altísimo, coronados serán. Loado seas, 111i Seifor, por nuestra hermana la muerte corporal, de la. que ningún hombre i•iviente puede escapar. ¡ Ay de aquellos que mueren rn pecado mortal! Bienaventurados aquellos que reposan en tu santa i•oluntad, pues la segunda muerte no les Izará ningún mal. Load y bendecid a mi Seíior y dadle gracias y servid/e con toda lzumildad. Amén. El santo Trovador, en los últimos días y noches, se hizo cantar repetidas veces ese Cántico del Sol. Y como Fray Elías le diera a entender que las gentes del mundo podían echar a mala parte tal ma– nera de prepararse para la muerte, Francisco le respondió sonriendo: "Hermano, permíteme que me alegre en el Señor y en su alabanza y en mis enfermedades, pues por la gracia del Espíritu Santo estoy de tal manera unido y conforme con mi Dios y Señor, que, por su infini– ta misericordia, tengo muchos motivos para gozar con Él" (121). (121) Ccl. I, 109; Spcc. pcrf., 121. (B. A. C., 358, 788.)

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