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EL TROVADOR Y JVGLAR DE DIOS 137 mentas y a todos los seres vivientes a que alabaran y bendijeran al Autor y Conservador del universo (107). Cuando veía una pradera tapizada de flores, les predicaba y pedía que hiciesen resonar las alabanzas del Señor, como si fueran seres ra– cionales. A los sembrados y viñedos, a las rocas y bosques, a las rientes campiiias, a los campos verdeantes, a la tierra. al fuego, al aire_, al viento, a todos convidaba con tiernísima y conmovedora sencillez a que sirvieran, amaran y bendijeran a Dios (108). Los animales deben esmerarse más en ello, porque están especial– mente dotados por el Creador. Y es significativo que el juglar de Dios escogiera por amigos suyos ante todo a los alados cantores: al halcón, que le llamaba a maitines (109); a la hermana cigarra, que chirriando juntaba su voz a la del Santo (no); a las hermanas golondrinas que, mientras él predicaba la palabra de Dios, le hacían el acompañamien– to con su garrulería un tanto molesta ( I II); a las hermanas palomas, cornejas, chovas, que tan respetuosas escuchaban su sermón: "Aves, hermanitas mías, mucho debéis agradecer y alabar a vuestro Criador, y amarlo siempre, porque os <lió plumaje con que cubriros, alas con que volar y todo lo que os es necesario. Dios os ha distinguido so– bremanera entre sus criaturas, seiialándoos por habitación la pureza y transparencia del aire; porque sin sembrar vosotras ni recoger, Él os provee de todo y os gobierna, sin que hayáis de sufrir inquietud alguna" (r 12). Siempre que Francisco se ponía en relación con la naturaleza, la asociaba a sus loores de Dios. "No raras veces, yendo de camino, meditando o cantando a Jesús, se olvidaba de su viaje, se detenía e invitaba a todas las criaturas a la alabanza de Jesús" (rr3). No contento con eso, escribió en una ocasión a "todos los cristia– nos, religiosos, clérigos y legos, hombres y mujeres" estas inspiradas palabras: "Toda criatura que hay en el cielo y en la tierra, en el mar y en los abismos, rinda a Dios alabanzas, gloria, honor y bendición, pués Él es nuestra fortaleza y valor, Él solo es bueno, Él solo altísimo, omnipotente, admirable, glorioso, sólo Él santo, digno de ser alabado y bendecido por los siglos de los siglos" ( II4). (ro7) Cel. I, 80; II, 165. (B. A. C., 337, 484.) ( ro8) Cel. I., Sr. (B. A. C., 337.) (ro9) Ccl. II, 168. (B. A. C., 486.) (IIo) Ce/. II, 171. (B. A. C., 488.) (1II) Cel. I, 59. (B. A. C., 323.) (112) Ccl. I, 58. (B. A. C., 322.) (rr3) Cel. I, u5. (B. A. C., 363.) (114) Littcrae quas misit 0111nib11s fidclibus, Opuse., 9..¡ sig. (B. A. C., 50 sig.)

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