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EL TROYADOR Y JUGLAR DE DIOS en relación con los cantares ele gesta, aquélla lo está con los cantos de :amor ele los trovadores mundanos, pero con una gran diferencia. Y es <-1ue mientras la poesía épica estaba impregnada ele idealismo religioso y conducía directamente a las laudes populares en loor del Altísimo, 1a lírica amatoria de los trovadores tenía por objeto b hermosura te– rrena, y fué degenerando en liviandad y pasión. A esta poesía profana -0puso San Francisco su alabanza ele la Virgen santísima y. promovien– do con su Orden la devoción popular a María, contribuyó en gran manera al ennoblecimiento del canto de amor en Italia. A mediados del siglo XIII floreció allí la llamada •·poesía dulce y nueva", la cual, comenzando con Guido Guinizelli ele Bolonia y pa– sanclo por los franciscanos Giacomino ele Verona y J acopone de Todi, 1lega directamente a Dante Alighieri (roo). "En la mujer cantada por esa nueva poesía hay como un reflejo ce– lestial, y en la idealización femenina del "dolce stil nuovo'' se nota más de un rayo del culto mariano, que precisamente por aquel tiempo acababa ele renovarse en Occidente... Esta tendencia más o menos 1igera al misticismo se alimentaba sin eluda ele una educación francis– cana que fluía en el fondo del alma" (101). Guido Guinizelli (1230-1276) no concibe ya a la dama de sus can– ciones como a una señora feudal poéticamente interesada y objeto de :apetencia sensual, sino como a un ser angélico, cuyo favor ennoblece al amante y, arrancándolo ele todo lo que es indigno. le conduce a Dios (102). En Giacomino ele Verano (mediados del siglo xrn) el amor de b mujer se convierte definitivamente en amor ele :María, su soberana Señora., a quien dedica sus canciones. y no a clamas terrenas, como hacen otros poetas. En su poesía "De la J ernsalén celestial'' traza una descripción del paraíso co,1cebiclo como una brillante corte caba- 1leresca, en la cual los bienaventurados, a semejanza ele los trovadores, son galardonados con preciosísimos dones (103). Por fin Jacopone ele Todi (1230-1306) vino a ser el verdadero (100) El mismo DAKTE llama al primero "maximus Guido'' (De eloqucntia ,•ulgori, lib. 1, c. 15) y maestro suyo en componer •· dolci e leggiadre rime d'a– more" (Purg., XXVI, vv. 97-99). -Los dos últimos '· pueden ser considerados en cierto modo como precursores de Dante". BAv~IGARTXER, o. c., VI. 9.¡. (101) G. BERTONI, Il Duccento, 168. (102) F. PELLEGRINl, La ca11.::011e d'amore di Guido Gui;1i.c:c!li. en "Studi ).:Iedievali ", I, 1923, 9 sigs. (103) E. BARRAN.\, La Gerusalem111e celeste e la Ba/,iloní,1 infernalc di Giacomino da r·crona, Yerona, 1921; E. J. 1Lw, The fJe Jernsafrm caelesti mzd the De Rabilonia infcnwli, Florencia, 1930.

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