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C.<\PÍTULO XI EL TROVADOR Y JUGLAR DE DIOS Recordemos el importante papel que los trovadores y juglares desempeñaban en la sociedad caballeresca (r), y el entusiasmo con que el joven hijo de Bernardone cultivó la gaya ciencia (2). Entretanto se había hecho Caballero de Cristo; y el trajín mundano de los ale– gres i>oetas y comediantes no se avenía bien con esa profesión. Re– nunció a él para siempre; mas sólo para convertirse en trovador y ju– glar de Dios. La naturaleza, la inclinación y la gracia le espoleaban sin cesar a anclar y profundizar y transfigurar en Dios la gaya ciencia. Ante todo, la jm1ialidad, postura fundamental del alma, tan carac– terística no sólo de los trovadores y juglares, sino de la institución caballeresca en general. La alegría era la primera ele las propiedades inherentes al caballero cristiano (3). "El novel caballero debe ser ale– gre - se dice en una instrucción sobre la cahallería (4) -. Porque éste e:; el oficio ele las armas: Algarada en los campos y alborozo en casa". En conformidad con eso, los biógrafos ele nuestro Santo hacen notar una alegría siempre creciente ele su alma, a cada paso que daba Francisco hacia su nuevo estado. Cuentan la visión que le reveló por primera vez su vocación de caballero espiritual, y añaden: "Desde aquella hora se sintió lleno de tan grande alegría que, fuera de sí por el entusiasmo, sin darse cuenta de ello, manifestábaselo a to– dos" (5). Refieren cómo comenzó a poner por obra sus sentimientos caballerescos para con Dios mostrando un amor heroico a los leprosos; y hacen notar que en esta ocupación tan repugnante y repulsiva, hu- (r) Véase cap. I. (2) Véase cap. 2. (3) LA CuRNE DE LA SAINTE-PALAYE, jfémoires sur l'ancieww chevalerie, considerée comme établissement politique et 111ilitairc, París, 1759-1781, 3 vol.– Cfr. pág. 417 de la traducción alemana (N uremberg, 1786). (_¡) "Car d'armes est li mestier tiex: Bruit es chans et joie a l'ostel". L. c. (5) Ce/. I, 7. (B. A. C., 290 sig.)

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