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I I..J. EL CABALLERO DE CRISTO FRA::SCISCO DE ASÍS conmo....-ía hasta el fondo del alma siempre que oía pedir limosna por amor ele Dios (51), o se encontraba con un pobre. "En cada pobre veía al Hijo ele la pobre Señora la Virgen ::'daría" (52). A menudo consideraba con lúgrirnas en los ojos la pobreza de Jesucristo y ele su bendita ;\ladre (53): no podía pensar en la pobreza de 11:aría y de rn divino Hijo sin romper en llanto. "Estanc'.o un día a la mesa, un fraile recordó la pobreza de la bienaventurada Virgen y la indigencia de su Hi~o Jesucristo. Lcv:1ntóse el Santo de la mesa y exhalando ,'.o– lorosos suspiros y baüaclo en lloro, comió sobre el desnudo suelo el pan que le quedaba. Por eso decía él que esta ....-irtncl de la pobreza es de estirpe real, pues brilló tan maravil:osamente en el Rey y en la Reina'' (54). Y solía ai1aclir: "~o quiero trocar por vanas riquezas aquella dignidad real que Cristo, hecho pobre por nosotros, tomó para sí, a fin de enriquecernos con su pobreza y hacernos, como verdaderos pobres ele espíritu, herederos y reyes del reino de los cielos" (55). A sus frailes exhorta siempre e insistentemente a que guarden y estimen en sumo grado la pobreza, por ser la Esposa del Salvador. Anima a sus primeros compañeros a renunciar a todas las cosas te– rrenas, alegando que con eso no hacen sino devolvérselas al Señor (56). La misma consideración aparece de nuevo en la Regla ele 1221: "To– dos los frailes procuren seguir la humildad y pobreza de nuestro Señor Jesucristo... Y cuando fuere necesario, vayan a pedir limosna. Y no se avergüencen; mas acuérdense que nuestro Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo y todopoderoso... fué pobre y vivió de limosna, él, su bienaventurada 1fadre y sus discípulos ... La limosna es una he– rencia y justicia que se debe a los pobres, la cual nos adquirió Jesu– cristo nuestro Señor" (57). En la Regla definitiva ele 1223, establece Francisco como ley fundamental de su Orden estas disposiciones: "Los frailes no se apropien cosa alguna, ni casa, ni lugar, ni otra cosa. Mas así como peregrinos y forasteros en este mundo, sirviendo al Señor en pobreza y humildad, vayan por la limosna confiadamente. Y no deben avergonzarse, ya que el Señor se hizo pobre por nosotros en este mundo. Esta es la eminencia ele la altísima pobreza, que hace a vosotros, carísimos hermanos, herederos y reyes del reino de los (51) S ocii, 8. (B. A. C., Sor.) (52) Ccl. II, 83. lB. A. C., 437.) (53) Bonai•., 7, r. (B. A. C., 569.) (54) Ce!. II, 200; Socii, 15; Bonai•., 7, I. (B. A. C., 504, 805, 569.) (55) Bona.;., 7, 7. (B. A. C., 573.) (56) Socii, 28. (B. A. C., 813.) (57) Regula, I, c. 9, Opuse., 36, sig. (B. A. C., Ir.)
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