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AMOR CABALLERESCO A DAMA POBREZA Gozoso el Santo, llenósele de alegría el corazón al comprobar que hasta el fin había mantenido la fidelidad a su Dama Pobreza (25); exhortó a sus hijos a hacer otro tanto (26), y expiró en brazos de su amada esposa. "Cuando plugo al Se11or que lo criara para tan grande bien, llevarlo al premio que haciéndose pequeiío mereciera, como a herederos justos, a sus frailes recomendó su esposa muy querida y les niandó que fielmente la amasen; )' en su regazo quiso el alma ilustre el i·uclo alzar de i•uelta hacia su reino, ni otro ataúd para su cuerpo quiso" (27). Amor maravilloso a Dama Pobreza. Tan maravilloso t1ue se nos antoja un misterio de la Edad Media o un auto sacramental. Tratemos ele interpretar su sentido y motivo. Ante todo, este amor del Caballero de Cristo a la pobreza debe– mos explicarlo por la razón de que Francisco lo consideraba como un servicio exigido por su Sefíor. Afanándose por conocer la voluntad ele Dios, el Santo, según ya sabemos, tropezó una y otra vez con los tex– tos evangélicos de la pobreza. No dudó un momento de que se tra– taba de una verdadera revelación y de que ei Evangelio de la pobreza era la norma específica de vida que debían adoptar él y sus compañeros. A ello hace referencia continuamente: "Después que el Señor me <lió cuidado ele frailes, nadie me mostraba lo que yo debía hacer, sino que el mismo Altísimo me reveló que debía vivir según la forma del Santo Evangelio" (28). Vivir pobre equivalía para él a llevar ·vida evangélica. "Vivían se– gún la forma del santo Evangelio que el Señor les había mostrado" - atestiguan los Tres Campañeros (29), hablando de Francisco y sus discípulos. Cuando en alguna ocasión insinuaron al Fundador que to– mara algún elemento de las reglas monásticas existentes, contestó con resolución (30): "No quiero que me nombréis ninguna otra regla, (25) Ce!. II, 214 sig. (B. A. C.. 513 sig.) (26) Ce/. II, 216; Spec. perf., c. 87. (B. A. C., 51:!, 755.) (27) DANTE, Dii•ina Comcdfo, Paraíso, canto 1 r. (28) Testam., Opuse., 79. (B. A. C., 35.) (29) Socii, 29. (B. A. C., 814.) (30) Spec. perf.. c. 68. Cfr. Cel. I, 32 sig. (B. A. C., 733). - Ni siquiera ac– cedió a los ruegos ele Santo Domingo, que deseaba juntar en una sola Orden los
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