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94 EL CABALLERO DE CRISTO FRANCISCO DE ASÍS sús traía en el corazón, a Jesús en la boca, a Jesús en los oídos, a Jesús en las manos, a Jesús en todo el cuerpo. ¡ Oh ! ¡ cuántas veces, estando a la mesa, se olvidaba de la comida corporal oyendo, o pronunciando, o pensando en Jesús ! Entonces viendo no veía y oyendo no oía. Con frecuencia, yendo ele camino, meditando y cantando a Jesús, olvidaba su marcha y convidaba a todas las criaturas a la alabanza ele Jesús". lJna simple mirada a una iglesia o a una cruz (23), una sola palabra acerca del Salvador o ele su divina Madre (24) bastaba para ponerlo en un estado ele profunda contemplación. En sus oraciones importuna– ba de continuo al Señor pidiéndole la gracia del perfecto amor (25): .. Yo te suplico, Señor, t1ue la ardiente y meliflua fuerza de tu amor abstraiga mi mente ele todas las cosas que hay debajo del cielo, para que yo muera por amor ele tu amor, como tú quisiste morir por amor ele mi amor". Sus plegarias a Cristo se resolvían siempre en el ansia ele "disol– verse y estar con Cristo" (26). Toda su devoción a Cristo estaba an– clada en la continua meditación ele la vida v sobre todo de la Encarna- ción y Pasión ele Jesús (27). , Sólo nos vamos a detener aquí en esa devoción a la Pasión de Cristo, ya que el misterio de la Cru::: es lo que nos aclara el sentido ele la lealtad caballeresca y del homenaje caballeresco de San Fran– cisco. El Crucificado le había consagrado caballero, y Francisco se sentía por lo mismo obligado a servir y agradecer al Salvador paciente. La caballería cristiana, los Cruzados y las órdenes militares ele la época ele las Cruzadas fueron un acicate más en esa dirección. Cada vez que un escudero seglar recibía la bendición de la Iglesia al armarse caballero, prometía ante todo "oír misa todos los días, recordando humildemente la Pasión del Señor". El espaldarazo pro– piamente dicho se llevaba a cabo con esta amonestación: "Para gloria ele Dios todopoderoso yo te consagro caballero. Pero recuerda cómo el Salvador del mundo fué por ti abofeteado ante el sumo sacerdote (23) Ce/. I. 45: H, rns. (B. A. C., 314, 449.) (24) Ce/. II, 200; Socii, r 5 (B. A. C., 504). -También es característico para los sentimientos caballerescos de San Francisco ese homenaje que rinde junta– mente al Señor y a su Madre. Auténtico estilo caballeresco. "La devoción a la Virgen anima, ilumina nuestros viejos poemas, y el nombre de María se repite en ellos casi tanto como el de su Hijo". GAUTIER, La Chei•aleric, 41. (25) BoEIBIER relega entre las obras dudosas la oración "Absorbeat ", ates– tiguada por primera vez por Ubertino de Casale (1305). (26) Ccl. I, 71. (B. A. C., 330.) (27) Ce/. I, 84. (B. A. C., 339.)

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