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EN LA. A.RA.UCANÍ \ 1848-1859 81 t ismo, instruían , siquiera en lo más eleme ntal, á los a du ltos y convenían en el tiempo en que habían de reu– ni rlos en la estación misional para instruírlos más dete– ni damente y administrarles los Sacramentos de Confe– sión y Comunión. O rdinariamente, durante estas convocatorias , se con– certaban los matrimonios y se bendecían; y eran bauti– zados los adultos después de hacerles capaces de desear y pedir por sí mismos la gracia de la Fe y del agi.ia purificadora. Con todo, pronto observaron los Misioneros qne habían de recurrir á medios más eficaces para formar nuevas cri stiandades y sostener las ya formadas ; pues por·más que instruían y catequizabaí1 á los niños , éstos, vueltos a l seno de su familia, viviendo entre paganos muchas veces, y siempre en una atmósfera viciada y de profunda ignorancia relig iosa, perdían muy pronto cuanto -de bueno ha bían adquirido en la visita del P . Misionero, ó en les días que habían vivido con é l. De esta observación nació la idea de establecer en las Misiones escuelas, bajo la inmediata vigilancia y direc– ción del mismo Misionero: expresamente se había exo– nerado á los Padres de tal obligación por el inciso del a rtículo 3.º del conve nio con el Gobierno, donde se hace alu sión á los Colegios de indíg enas; pero, no contando con ellos, se comprendió desde lueg o que no podía darse un parn firme y duradero ; por esto los Padres espontá– neamente se impusieron esta penosa tarea aumentando así las dificultades de todo género como diremos ahora. H. Mrsw :n:s 6

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