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...t.k...tlr-...~ \ ..; ~_,&-.§J¼.-tk,,.,~ ~ .; ,.,&_. .; -_., ~•.,q-:;'/..,r,,"./p~.if/;.-:.Q;.•./Jo-/,,r.•✓f;."./_.r.V.,r • ._.,r,r..._,-f.•f_r-•/_,r.•/,r."/_r-"./f.-://.~✓-iff."//;º./f."./.F.!J.r;•/_/;.~.~ CAPITULO III -·•·~~- LtOS CA.PUCt{If'lOS Ef'l Gt{IllE 1848-1859 L Los Franciscanos, primeros evangelizm1ores de lns nraucal!ú:i.~ 1I. Estado de sus ~fisiones á la llegada de los Capuchino;,.-U l. Convenio pactado entre el Gobierno de Chile y la Onlen u~;r·,– china.-IV. Primera expedición. - V. Dificultades para el i\J i– nisterio Apostólico. Costumbres araucanas. l. Los Francisrnnos, primeros eYtrng·pJizatlores 1le Jo-. Araucanos Dejamos insinuado en el capítulo precedente, qwc: la Orden franciscana puede gloriarse con entera justicia, de haber sido la primera que emprendió re/!:zt!armcnk la evangelización de los indios araucanos; ahora podemos añadir que su acción fué indisputablemente la más fecun– da y la (]lle ha conseguido perpetuarse hasta nuestros días en los que aún continúa sus gloriosas tradiciones. Colocados los centros jerárquicos del apostolado fran– ciscano en el Suprem.o Consejo de Indias y en los PP. Provinciales de Lima, y posteriorr.1ente en el P. Provin-

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