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EN CHILE Y ARGENTINA 59 na, en quien deleg-aban todas las facultades como Vicario foráneo; pues érales materialmente imposible visitarlas directamente, no sólo por la gran distancia de la capital, sino también por el nümero de fieles siempre creciente que las poblaban y que, en la época que vamos histo– riando, no bajaban de cien mil, diseminados en doce pa– rroqrnas. Por la Bula ele Gregario XVI « Ad apostolz'ta' scdú fzs!z~1;-hmi desmembráronse pues aquellas dos Prü\·in– cias. constituyendo la Diócesis de la Serena, y fué nom– brado por su primer Obispo. al Iltmo. señor don Agus– tm Sierra. \"icario foráneo ele la Serena. Tiene este Obispado en la actualidad una extensión r r kilómetros cuadrados con 2? parroquias y ; sacerdotes; y una población de 290,000 habitantes. Tambil:'.n en esta reg-ión norte del país, trabajan los ·· os de San Francisco desde el principio de la conquista; pues en 1 5 2 encontramos en Coquimbo al Rdo. Padre Fr. Francisco de Turingia que, procedente del Perú, a la Serena á predicar la cuaresma, des– p~1es la cual los \·ecinos, agradecidos, le obsequiaron un solar donde poco después se edificaba un Com·ento Franci~canos, bajo la advocación de l'\uestra Señora la Buena Esperanza, para la evangelización de toda ;:i extensa región. Esta gloriosa obra foé atendida con numerosas vicisi– tuJes por los Frailes :.\Ienores de la Provincia de la San– tísima Trinidad. hasta que en I 907, se hicieron cargo de ella los Padres Franciscanos belgas qne trabajan incan– sables le\·antando muy alto el prestigio del Santo Há– bito Franciscano. El mismo Papa Gregario X.VI por su Bula « [ ·bi pri-