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EN CHH,E Y A llGENTINA 67 nados; y los católicos se vieron oprimidos en lo más deli– cado de sus creencias, y privados de enterrar sus muertos según los Ritos de la Santa Madre Iglesia, ó forzados á depositar los restos de sus queridos muertos en la impía promiscuidad de religiones y tumbas decretada por el Estado. Esta es la ley que hoy está vigente en la materia; no se ejercén ya las violencias y tiranías que en un principio, pero el derecho de la Iglesia queda conculcado sin otra ventaja para el país, que los tristes laureles y aclamacio– nes ele los disidentes é incrédulos de todas nacionalidades, que en vida quieren vivir separados de la Ig·lesia y en la muerte pretenden ser igualados con los que vi,·ieron am– parados por la Fe y la Relig;ión de la mayoría del pueblo chileno. Y. Secle l\Ietropoliiana.-Nucvas Diócesis El desarrollo de la jerarquía eclesiástica, felizmente iniciado. como arriba dijimos, en la época colonial de Chi– le) siguió lentamente avanzando á pesar de las vicisitudes que todos los organismos directivos, sobre todo en el orden religioso, hubieron de padecer en los primeros afias de la Independencia, y á pesar de los avances posteriores de la impiedad, (que desgraciarlamente son innegables.) El primer pensamiento que dominó al héroe vencedor y primer Director supremo de Chile independiente, Ber– nardo O'Higgins, fué hacer independitnte la Iglesia chi– lena de la jurisdicción del :\letropolitano de Lima á la sazón bajo el gobierno de Espafia; y una de las principa– les recomendaciones que dió á su plenipotenciario en Roma el sefior Cien fuegos el afio IS 2 r fué rogar al Papa.
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