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f .:J~ llllSlON.l!:8 DE LOS PP. CAPUCHINOF! Ya dijimos al principio qu~, en medio de las diferei1cias secundarias en las leyes por las que se gobernaron siem– pre los distintos Estados vascos, existía la base inque– brantable de sus libertades; de manera que no era p·9sible tiranía legal en su gobierno; era la democracia tradicio– nal contenida en sus justos límites por el entrañable amor al orden y á la familia, y, por lo tanto, á la patria, que distinguió siempre á un pueblo indomable, al par que sencillo, Si los jóvenes que nacen en la Argentina de padres vascos, llegan á formarse idea cabal de su historia po– lítica, conservarán su individualismo social, base de gran– des iniciativas; y se avergonzarán de manchar su patria y su historia con torpes servilismos y bajas costumbres. Este ideal se persigue en las clases de historia de la le• gislación baska; formar la dignidad consciente de los ni– ños, en armonía con la sangre que corre por sus venas. Pero todo esto sería inútil, si ante todo y sobre todo, en la propaganda de solidaridad que se propone la Eus· ka! -Echea, no dominara la idea de Dios. Jaungoikoa eta !eg-e zara es el lema inmortal de las naciones euska– ras: Dios y leyes viejas. No es posible pues desentender– se del Señor de lo alto, á quien nuestros padres invo• caron para formar el hogar solariego y las virtudes cris– tianas, que distinguen á los buenos vascongados. A decir verdad, esta idea de Dios, y el sentimiento reli– gioso, que inspira sus manifestaciones prácticas, no están muy explícitamente señalados en los conceptos vertidos • por la Comisión Directiva en los E5tatutos, Reglamentos y Memorias anuales. Para los que conocemos de cerca la agrupación que se asocia, y hemos tratado con sus bene– méritos iniciadores, basta muy poca reflexión para ver im-

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