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4:? ,. JlIISTONES· DE LOS PP. C,\ Pl:"CHINOS fin• á, su misión, amenazó con las represalias que no se hicieron mucho esperar diciendo «qüe la Santa Sede no teÍ1drá motivos de extrañarse de que el Gobierno de Chile busque en los medios que la Constitución y las le– yes le franquean el desagravio de los derechos del Es– tado ... y ... que declina toda responsabilidad en los sü– cesos adversos pará la Iglesia á que, la situación que crea la negati,·a de la Santa Sede, es indudablemente ocasio– nada,, y luego añadía que, mientras la Santa Sede per– sistiese en su negativa, el Gobierno de la República se abstendría d_e presentar para las Sedes vacantes. Esto era lógico; mas ¡¡cuán seguro estaría el Estado de su··'decantada prerrogati,·a de soberanía y derecho pa– tronal, cuando, tres años después, el mismo señor Santa ~'liaría presentó á los señores Casa!1ova, Blait y Lucero pira las Diócesis de Santiago, Concepción y Ancl1d!! Esta vez el altivo Magistrado presentó sus candida– tos con todos los requisitos del caso, aceptó su nombra– mi-ento é institución y se concedió el exequátzw á las Bülas Pontificias, á pesar de que, como hemos dicho, la: Santa Sede declaraba obrar ~Wotu propn·o, y no por la présentación- ni reconocimiento del Patronato. Se hizo la protesta de fórmula pero... se dió curso á las Bulas y así continúa haciéndose;. pues en la concien. cía de los gobernantes está que carecen de tá.l derecho, aut'lque les halaga tenerlo y usar de él como de una arma contra la Iglesia; pues ni aún ·pretendiendo, como se ha hecho muchas veces, la separación de la Iglesia y del Estado, han pensado en despojarse de su soñado· Patronato. ··~orno entre las razones con que los modernos rega– listas chilenos· han pretendido justificar el derecho' de Pa-

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