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LA. EfüKA.L·ECFiE~ 18~9 -1911 541 cadores á qtÍe se aludía en el Reglamento y Memoria citados . Punto es éste sobre el que queremos insistir de un modo especial, por ser de tanta trascendencia y p0r to– car de lleno _ar ministerio sacerdotal que deben ejercer los PP. Capuchinos de Llavallol en la época de las vaca– ciones del verano, y otros PP. misioneros vascos duran– te todo el afio. Desde luego, el programa formulado por los Directores del Colegio tiende manifiestamente á la propagación de las tradiciones vascongadas, cuyo vehículo n~tura'! es la lengua hablada por los pueblos euskaros desde tiempo inmemorial. Haciendo obligato– ria la asign~tura del vascuence en todos los cursos de los colegios, se da un paso decisivo p1ra conservar en la Argentina la individualidad étnica de los vascos. Por eso se enseña como asignatura característica: y cuando los niños y nifias salidos de los colegios de la EuskalEchea regresan á sus casas de campo y á las haciendas de sus padres, llevan un elemento de reacción hacia el glorioso pasado de su pueblo de origen, y hacen que el misionero capuchino encuentre en sus correrías misio– nales, auditorio, que le comprenda, sin distinción de jóvenes ni viejos , vascos emigrados ó vascos criollos . Aún más; e~tando lejos de su país nativo, dividido hoy por nacionalidades convencionales, se sienten trabados por lo que más une á los hombres, sus tradiciones , su lengua, y su religión. En la Argentina, como en toda Amérjca, los hijos de Aitor no di:berán distinguirse en franceses y españoles; no hay razón política que á ello les obligue, ni Pirineos 7ue los separen. El otro auxiliar poderoso de propaganda es el c.studio de la his.toria de la legisbción de los pueblos euskaros.

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