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534 l\IISIONES DE LOS PP. CAPUCHINOS sos proyectos, cuyo desarrollo sucesivo estaba ya ga– rantizado. Igualmente sucedió en el curso de 1 909- 19 1 o, tercero del colegio, y en el que se siguió rigurosa– mente el programa, habiendo aumentado en este año el profesorado según las exigencias de las clases, y puesto además un Hermano lego capuchino, que á las órdenes del Profesor de agricultura, llevara el peso de los traba– jos prácticos de los alumnos en la Granja de experimen– tación. Como era de suponer, muy pronto se tocaron los in– convenientes del sistema pabellonar de construcciones, prematuramente adoptado. El mismo sefior arquitecto don R ómulo Ayerza participó sin vacilaciones de la opinión del P. Director y Profesores, cuando, teórica y práctica– mente, demostraron que era necesario absolutamente en– derezar las obras comenzadas hacia el sistema central de unidad arquitectónica, sin sacrificar en nada la higiene y demás ventajas que se tuvieron presentes al optar por el pabellonar, que multiplica las atenciones de toda es – pecie y exige un número tres veces mayor de personal directivo . En vista de este dictamen, se determinó remediar en lo posible el yerro cometido, en la forma de que daba cuen – ta la Comisión Directiva en la Memoria del año I 909 (Pg. 7.) con las palabras siguientes : , La modificación in– troducida consiste en que los nuevos pabellones, con des– tino á colegios, se construyan en lo sucesivo, sobre los que actualmente existen ; es decir, dar un piso alto á los pabellones actuales y unirlos de manera que puedan for– marse salones, que se destinarán á dormitorios, suficien– tPmente amplios para dar lugar á unas cien camas, en

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