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52~ Jlll::,lONES OJ, LOS PP. CáPUCHI1'O8 territorio de las Provincias donde estaban enclavados sus con ven tos (r ). Cesando, pues, de hecho en sus funciones el Rvmo. P. Joaquín de Llevaneras, antes de ausentarse de España para ocupar su nueva residencia en Roma, recomendó eficazmente el asunto de la Eusl.:al-Eclzea al M. R. P. Ilde– fonso de Ciaurriz, l\:Iinistro Provincial de Nabarra-Canta– bria-Aragón. De acuerdo los dos en principio para favo– recer en la mejor forma posible las legítimas aspiraciones de la colonia baskongada de la Argentina, tuvieron una entrevista en Eli zondo con el Sr. Albaitero, de la cual resultó la aceptación del Colegio de Llavallol por los Capuchinos nabarros: en ulteriores deliberaciones que siguieron, se fijaron las bases técnicas y económicas, y sobre todo las condiciones para la omnímoda indepen– dencia de los profesores respecto de la Comisión Direc– tiva , en cuanto se relacionaba con la vida religiosa y sus deberes jerárquicos dentro de la Orden (2). En conformidad con lo pactado, el P. Provincial auto– rizó en 7 de Febrero de 1908 al M. R. P. José de Le– garda (á la sazón Custodio de Chile y Argentina) para que en su nombre tomara posesión del colegio (3). Así se hizo efectivamente á fines de Marzo de aquel año , en el cual, el P. Custodio, aprovechando su paso por Buenos Aires para Roma, á donde acudió al. capítulo general de la Orden , estableció en Llavallol un profe– sorado provisional, que ensayó el curso de enseñanza primaria con trece niños internos y quince externos; los (1) Archi,·o de Santiago. Leg. XI. N.o 69. ('.2) Archivo de Llavallol. «Documentos de lrr Orden~ . Archivo de Santiago. Leg. XI. N. l 1 76. (3) Archivo de Santin.go. Leg. XI. ~- º 71.

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