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LA. El'SJU L-ECHEA 1899-1911 515 b;isko va al frente del progreso en la península ibéri ca y en las provincias vasco-fr~ncesas ( r); y rt presenta en los destinos de Francia y Espai'ia un poderoso elemento ele reacción hacia un pasado glorioso, y una garantía ele rehabilitación de razas decadentes. Pero la densidad de la población, efecto de la mora– lidad, del arraigado espíritu religioso y del amor sin límites á la familia del pueblo basko, aventurero además y refractario á la estrechez ele su país natal, le hac:>n emigrar hoy, como hace cuatro siglos, cuando coincidió el descubrimi'=nto de América con el golpe que la Co– rona ele Castilla clió á b autonomía de Euskal-erría. Por eso le vemos trasladarse al Nuevo l\1unclo y desplegar allí sus energías poderosas en todas las manifestacio– nes ele la vida. El primer navegante que, siguiendo las huellas ele Co– lón, circunvaló el mundo con la estela de sus naves, fu é el insigne basko de Cetaria (Guipuzkoa) Sebastián de Elcano.- Entre los primeros conquistadores y colonita– dores del Nuevo l'v1undo encontramos muchos vascos que han legado su ilustre apellido á las familias más linajudas de la Argentina, Chile y Uruguay principalmen– te. Y aunque aquella primera emigración se extendió por todo el continente americano en proporción muy supe- (1) Pueden hoy llamarse así los antiguos Estados vascos lle! Bajo Pirineo, por estar uniclos política y jurídicamente al Gobierno de Francia desde el añ1) lí8!:l, en el cual , la ReV<.Jlución d~magógi– ca abolió toda,-; sus liúertades, ú peEar de las protestas del Consejo de S. Pal1\ autoridad gubernativa de Benaberre, y de las de los representantes de Laburdi y Znberoa ante la flamante Asamblea Constituyente que, cansada ,le guillotinar, proclamaba al hombre libre.

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