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i'JJ 2 MISIONES Die LOS PP. CAPU CHINOS familia, institución natural á la que el euskalduna consa – gra los mís íntimos afectos de su alma y los mayores sacrificios de su vida. Desde el siglo IX se encm:ntra ya el país vasco divi • dido en pequeños Estados independientes con los 11om– bres que aún hoy los distinguen: Alaba, Bizkay:i, Gui– puzkoa, Nabarra, Laburdi, Zuberoa y Benaberre, que se extienden desde las orillas del Ebro hasta la desemboca– dura del Adour y de la Nive (Bayona); desde las costas del Cantábrico hasta los Pirineos de Jaca y del Bearne; y desde los campos de Nágera hasta el borde extremo de las encartaciones bizkainas. Este hermoso territorio estaba destinado á formar un Estado soberano é independiente, supuesto que el pue• b lo que lo habitaba hablaba la misma lengua y tenía en el fondo las mismas leyes y el mismo régimen adminis– trativo. Pero el abuso del nativo individualismo, y la falta de ocasión propicia, ó de un hombre suficientemente enérgico y previsor, frustraron los intentos de la natura– leZl y los precedentes históricos, que conspiraban á la unidad política. Los reyes di;! sangre vascona, que fueron los de Na• barra, tal vez tuvieron un vago presentimiento del por – venir de Vasconia; así, al menos, parece poder deducirse de cierta hegemonía que siempre ejercieron sobre los diferentes miembros de la raza euskara. Faltóles, con todo, el tacto político, para preparar aquel porvenir. Alianzas matrimoniales entre miembros de la Corona del Nabarra, del Señorío de Bizkaya, de las Juntas de Guipuzkoa, Cofradías de Arriaga (organismo de gobierno en Alaba) y de los antiguos Estados vascos del bajo Pirineo, hubieran preparado ia fusión: pero .. . l

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