BCCCAP000000000000000000000204

LA EUSKAL·ECHEA 1899-19tl 511 ra y, al mismo tiempo, amante de sus caseríos col g ados de abrnptás pefias y protegidos por robustas encinas, frondosos castaños y robles seculares; aferrada, en fin , á sus tradiciones y costumbres hasta el extremo ele impo– nerlas soberanamente á sus Reyes y Sefiores. «1V1testr os 1/.sos y costmnbres son nuestras leyes, decía el Fuero V ele Nabarra; y estas leyes son m ás de albedrío que de so– tíle:::a » . Y el encabezamiento ele la Institución foral senta– ba como base de los derechos civiles y políticos el si– guiente: «Los baskos son h ij os da!g·os y de noble !t'naje y !z'mjn'a sangre. S on libres y pose,ores z'Jzmemoriales de szt suelo y go.::an por ello di!! derecho del p ropio g·o– bienzo » . Respecto á religión, el pueblo vasco fu é siempre mo– noteísta; la palabra consagrada para expresar la idea de Dios, no deja duela alguna sobre este punto « '7a1mgui– k oa » (Seño:· de lo alto) era su único rey vitalicio , por quien juraban y á qui en ofrecían sacrificios. Por esto, cuando en los primeros siglos del Cristianismo, la predi– cación evangélica alcan zó á Vasconia, sus hij os simpati– zaron muy pronto con el Redentor del mundo, y se so– metieron al Evangelio, código inmortal y divino de los de rechos de Dios y de los derechos del hombre: que condena toda tiranía, y que da al hombre, quien quiera que sea, un valor absoluto y no dependiente de acciden– tes pasajeros y externos, sino basado en sus eternos destinos, de los cuales es único responsable. La historia política del pueblo basko demuestra que la base de todas sus instituciones fu é siempre la libertad: no conocieron los despotismos asiáticos, ni las turbulen– tas democracias occidentales ele Europa; sino una oli– garquía electi\·a, basada en el derecho patriarcal de la

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz