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510 MISIONES DE LOS PP. CAPUCHINOS nuestros hermanos de raza, creemos muy del caso pre– sentar á nuestros lectores , sobre todo á los que son ex– traños al país vasco, algunas noticias topográ fi cas, his– tóricas y etnológicas de un pueblo, que con tanta gloria ha conservado su individualidad característica en el transcurso de los siglos, para que pueda yerse desde lue– go la razón de ser del ministerio á nosotros encomen– dado. Las investigaciones hechas en estos últimos tiempos por insignes filólogos y palenteólogos, tales como Hum– bolt, Huley, Vinson, Van Eis, Haeckel, el P. Fita, Ceja– dor, Amador de los Ríos y otros muchos sabios euro– peos, dan á los vascos la más remota antigüedad , consi– derándolos como restos de la raza primitiva, que del Oriente emigró hacia el Mediodía de Europa. Con todo, no se ha podido precisar con exactitud científica el ori– gen de los primeros pobladores de las faldas pirenáicas de ambas vertientes, que poco á poco fueron extendién– dose por la alta y baja Nabarra y por la región de Ala– ba y Guipuzkoa hasta alcanzar las playas del mar Can– tábrico. Sea cual fuere su origen, ario ó turanio-ibérico, el hecho, todavía comprobable, es, que los vascos for– man una raza bien definida, fuerte de alma y cuerpo , de carácter altivo, apasionada por la independencia, refrac– taria á todo yugo que no sea el del derecho, aventure- fomente como palabras l ati □ as, Vasconia, ó como palabras eusknras Baskon-ia: aunque nos parece mas conforme á la preceptiva grama– tical escribirlas con signos latinos, supuesto que son de origen latino. Hacemos esta sa lvedad para descargar nuestra conciencia ante los eruditos; pues, por lo <lemas, nosotros no pretendemos re– se,lver dudBs y cuestiones filológicas, en un idioma cuyos signos. ortograficos son hoy desconocidos.